Los populares humoristas sicilianos
Ficarra y Picone se han puesto delante y detrás de la cámara para imaginar cómo
reaccionaría un pueblo ante algo tan insólito como esperado. “La hora del
cambio” (L’ora legale)(1) es una “commedia all’italiana” que se parece
enormemente a las últimas “comedias a la española”, aunque tiene la ventaja de
que los italianos llevan siglos riéndose de sí mismos, mientras que aquí sigue
costando escapar a los estereotipos y, en cualquier caso, siguen también
existiendo palabras tabú que son la descripción de los llamados “valores” -“nuestros
valores”, que tanto repiten los políticos de todo signo- que los italianos,
irrespetuosos siempre y con todo, no tienen sacralizados.
“La hora del cambio” es una crítica
hilarante de la corrupción, pero no solo de los corruptos; también de los
corruptores y de quienes no son ni lo uno ni lo otro pero lo permiten mirando
para otro lado o “participando a título lucrativo” (modelo jaguar en el garaje
de Ana Mato o Mariano Rajoy asegurando en la Audiencia Nacional que él no ha
sido nunca contable). El dúo cómico pone a la sociedad ante un espejo e ironiza
sobre las leyes y el decoro que nadie está dispuesto a aceptar para uno mismo,
pero sí exigir para el resto.
En Pietrammare, un pequeño pueblo
siciliano inventado por los guionistas pero muy parecido a los pueblos reales,
donde se conocen todos, la llegada del cambio horario coincide con la elección
del nuevo alcalde. El pueblo lleva muchos años dirigido por un alcalde
manipulador que usa todos los recursos a su alcance para que le sigan votando
(modelo Villar). En esta ocasión, se le enfrenta Pierpaolo Natoli, un profesor
del instituto local que nunca ha intervenido en política hasta ahora, apoyado
por una “lista cívica” y un grupo de activistas (¿les suena?), quien se
presenta para que su hija Betti, que acaba de cumplir dieciocho años, tenga una
alternativa decente a la hora de estrenarse votando. A quienes apoyan un cambio
hacia la honestidad en el pueblo se unen -antes y después de la campaña- los
oportunistas habituales, en busca de favores o en un intento de conservar los
ya logrados.
Contra todo pronóstico, a
Pietrammare le ha llegado la hora del cambio, el profesor Natoli gana los
comicios y se pone al trabajo de intentar arreglar el caos reinante: los socavones
de la carretera, los atascos de tráfico, la basura acumulada en las aceras, los
excrementos de los perros que nadie recoge… incluso para meter mano al gran
puerto sin barcos y a la fábrica contaminante que da trabajo a una parte
importante de vecinos. En resumen, todo lo que figuraba en su programa
electoral y por lo que, se supone, le han votado. Pero ¿qué pasa si resulta que
el pueblo no estaba preparado para tanta honestidad? ¿Y si cuanto peor, mejor?.
Es importante ver esta película,
que indudablemente no es una obra maestra aunque si un soplo de aire fresco,
como una fábula política y no solo para comprobar que en todas partes cuecen
habas (y quizás para consolarse con lo del “mal de muchos…”), sino también para
asistir a una comedia muy divertida con ese poso amargo que deja el verse
reflejado en el espejo de la cotidianidad; como la descripción de una historia
particular que acaba funcionando como universal y que, pese a tratarse de
ficción, deforma la realidad menos de lo que podría suponerse sobre todo porque
“la realidad ya se ha encargado de deformarse ella sola…y porque saca a la luz
las siniestras enseñanzas de los muchos malos gobiernos y los efectos
colaterales de nuestra más atávica y eficaz medicina: el arte de apañarnos y
adecuarnos” (Il fatto quotidiano).
“La hora del cambio” es una
“comedia del sur” sobre los equívocos de la convivencia ciudadana, un
continuo de chistes cínicos e inteligentes y gags hilarantes que poco a poco
conducen a una serie de reflexiones agridulces, incluso amargas (“Italia no
puede permitirse la honestidad”), escritas, dirigidas e interpretadas por la
pareja de cómicos sicilianos que con éste realiza su quinto largometraje
“autoirónico pero no autoabsolutorio”.
La “hora legal” es como se conoce en
Italia al cambio horario que en casi toda Europa se efectúa dos veces al año.
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