miércoles, 16 de agosto de 2017

AI: Barcos de guerra italianos para devolver a los refugiados, en lugar de protegerles

Barcaza de inmigrantes. Foto Radio Vaticana
«Proponiendo dedicar navíos de guerra a patrullar en las aguas territoriales libias, las autoridades italianas intentan escapar a su obligación de socorrer en el mar a los migrantes y refugiados, y ofrecer protección a quienes lo necesiten», denuncia Amnistía Internacional (AI) en un comunicado con fecha 2 de agosto de 2017.

Según esta información, está previsto que seis barcos de guerra italianos acudan a ayudar a los guardacostas libios a interceptar y devolver al país a refugiados y migrantes, donde se verán expuestos a todo tipo de violaciones de los derechos humanos. «Es probable que a los militares italianos se les permita recurrir a la fuerza contra los traficantes de personas, y que los refugiados y migrantes se encuentren atrapados entre dos fuegos», continua el comunicado.

En lugar de enviar barcos para ayudar a salvar vidas y ofrecer protección a personas desesperadas que escapan de la guerra, el hambre y el terror, Italia ha decidido utilizar sus barcos de guerra para empujarles a regresar a Libia. “Esta vergonzosa estrategia no va destinada a detener el número siempre creciente de víctimas en el Mediterráneo, sino a que migrantes y refugiados desaparezcan de las costas italianas. La “seguridad” de que se respetarán los derechos de las personas devueltas suenan a hueco para quienes ya han sufrido terribles violencias en los centros de detención libios”.

El informe de AI titulado "A perfect storm: The failure of European policies in the Central Mediterranean" (https://www.amnesty.org/fr/documents/eur03/6655/2017/en/), concluye que los gobiernos europeos no tienen en cuenta a los ahogados y cierran los ojos ante la violencia, tortura y violaciones.

Libia sigue siendo muy peligrosa para los refugiados y migrantes

Allí, son sistemáticamente víctimas de homicidios, secuestros, esclavitud y trabajo forzado, violación y otros atentados a los derechos humanos: En el país no existe el derecho de asilo, la entrada y permanencia se consideran ilegales, y su criminalización se traduce en la detención automática de miles de personas.

¡Europa debe salvar vidas!

Morir o regresar al infierno libio: esta es la disyuntiva que plantea Europa a los refugiados y migrantes. Amnistía Internacional ha puesto en marcha una recogida de peticiones para pedir a los gobiernos europeos que cumplan con su deber de salvar vidas. (https://www.amnesty.fr/refugies-et-migrants/petitions/morts-en--mer-leurope-doit-sauver-des-vies)

Muertos en el mar: el cinismo de Europa

A finales de junio de 2017, AI publicaba un informe con este título, denunciando que las autoridades europeas se limitan a «deplorar» el creciente número de personas que mueren en el Mediterráneo, pero no hacen nada para salvar sus vidas. “Por el contrario, les ponen en mayor peligro, no refuerzan las operaciones de salvamento y actúan para que los migrantes y refugiados se queden bloqueados en países que se burlan de sus derechos y su seguridad”.

Desde el comienzo de 2017 han muerto más de 2.000 personas en el mar, buscando un refugio en Europa. “La Unión Europea se obstina en reforzar los controles fronterizos y en multiplicar las devoluciones a los países de origen. No ofrece a migrantes y refugiados la posibilidad de llegar a Europa con seguridad”.

Actualmente, el método que preconizan los dirigentes europeos es «la externalización», transfiriendo sus responsabilidades a los países de donde vienen, o a aquellos por los que transitan, y pidiéndoles que refuercen los controles fronterizos. Todo ello con el objetivo de impedir a esas personas que se acerquen a Europa, en lugar de ofrecerles la protección que necesitan como seres humanos. Los Estados de la UE no dejan de ofrecer contrapartidas a cambio del refuerzo de los controles fronterizos, e incluso en algunos casos intervienen directamente, mediante la formación o la entrega de material para hacerlos más eficaces.

La puesta en práctica de una política de «externalización» favorece las violaciones de los derechos humanos, asegura AI, porque muchos de esos países “controladores” no los respetan. Lo que entraña consecuencias terribles para las personas: devoluciones forzosas, expulsiones colectivas, detenciones arbitrarias, malos tratos…la UE permite que se esos estados intermediarios utilicen estas medidas para controlar mejor sus fronteras.

Sin embargo, ni siquiera estas medidas están resultando eficaces para el objetivo perseguido: no disminuyen necesariamente el número de los que quieren llegar a Europa. A falta de disponer de otras soluciones, quienes huyen de los conflictos, las persecuciones y la pobreza, siguen intentando huir por el único medio de que disponen, poniendo sus vidas en manos de “pasantes” poco escrupulosos, cuando no mafiosos o traficantes de personas.

El acuerdo con Libia: una sórdida cooperación

Un deplorable ejemplo de esta política es el acuerdo de cooperación entre la UE y Libia. «Los dirigentes europeos han reforzado la cooperación con los guardacostas libios, formándoles y proporcionándoles barcos, con lo que les transfiere el poder de interceptar a los refugiados y migrantes en el mar, para devolverlos a su país. Una opción que podría ser válida si la situación en Libia no fuera un infierno para esas personas”.

Esta política europea expone a miles de individuos a violaciones indescriptibles en los centros de detención a los que son enviados en el momento en que pisan suelo libio, y en los que permanecen encerrados indefinidamente, sometidos a torturas, palizas, violaciones y otras formas de explotación de sus guardianes.

«Por otra parte -asegura AI- como hemos podido constatar en numerosas interceptaciones en el mar durante los últimos meses, los guardacostas libios ignoran los más elementales protocolos de seguridad, así como las normas internacionales para evitar poner en peligro a los pasajeros de los barcos que poden socorro, hasta el punto de que en más de una operación de salvamento no han dudado en abrir fuego”.

«La dignidad, la integridad y a veces la vida de los refugiados y migrantes es el precio que la UE está dispuesta a para disuadirles de llegar a sus costas».

Es imperativo un cambio radical de política

Es una evidencia que conviene recordar sin tregua: los dirigentes de la UE tienen que abstenerse, de manera urgente, de cualquier forma de cooperación que deje a los migrantes y refugiados bloqueados en países donde se violan sus derechos fundamentales. Más globalmente, los dirigentes europeos tienen que dejar de interesarse únicamente en el objetivo de la disminución de personas que atraviesan el mar.

Son necesarios, en cambio, programas audaces que aseguren la protección de los derechos humanos en los países de origen y de tránsito, y poner a disposición de migrantes y refugiados rutas seguras para que puedan llegar al territorio europeo. Estas medidas aportarían una solución más segura y ordenadas que las actuales travesías peligrosas y permitirían apartar a los refugiados y migrantes de las redes criminales que se alimentan con su desesperación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario