En un mensaje de Facebook, publicado el martes 1 de agoto de 2017, la
escritora y abogada Noura Ghazi Safadi ha
anunciado la muerte en 2016 de su marido, el informático sirio Bassel Khartabil
Safadi, alias “Bassel Safadi”, detenido en 2012 y desaparecido en una cárcel de
Damasco desde octubre de 2015, según informan el diario Le Monde y el digital
Global Voices France.
Era una noticia anunciada. Bassel Safadi fue una de las primeras víctimas
de los servicios de seguridad sirios, cuando comenzó la represión de blogueros
y activistas en línea.
“Para una parte de la rebelión siria, la pareja tenía algo de icónica (…)
Muerto a los 36 años, Bassel Safadi no era un militante político en sentido
estricto (…) sino un apasionado de tecnología” relacionado con la comunidad
internacional que defiende el Internet libre,
es decir, el acceso gratuito y la libre circulación de información,
ideas y tecnología, y denuncia la censura digital.
A finales del 2000 se había unido al movimiento Creative Commons,
colaboró con Wikipedia y con el navegador Firefox como voluntario y en 2009
creó en Damasco un “hacker space”, un espacio “de animación social dedicado a
la informática y los programas libres”. Bassel Safadi también colaboró con el digita internacional
Global Voices y participó en la conferencia de blogueros árabes ´de 2009.
En noviembre de 2015, Noura Ghazi, la mujer de Bassel, informó de que se
habían puesto en contacto con ella unas personas que se decían “próximas al
poder del presidente Assad”, que le informaron de que su marido había sido
condenado a muerte, sin dar más detalles.
Bassel Safadi era hijo de un intelectual palestino, se licenció en
informática en la Universidad de Riga, en Letonia, y comenzó trabajando para el
editor estatal sirio Al-Aous, desarrollando páginas de Internet para
promocionar el turismo y “recrear” la antigua Palmira. En 2011 se convirtió en objetivo de los
servicios de seguridad del país por sus conexiones con otros informáticos
extranjeros, y empezó a ser considerado como “disidente”.
“Bassel fue uno de los primeros entre nosotros en ser considerado como
peligroso por un Estado, a causa de sus competencias », ha dicho al diario
francés Le Monde Danny O’Brien, director internacional de Electronic Frontier
Foundation (EFF), una organización de defensa de las libertad en línea. “Se
expresaba abiertamente, no se escondía, pero no era una voz política. Era, en
cambio, un contacto fiable que nos ayudaba a verificar las páginas bloqueadas
por las autoridades”.
Cuando empezó la guerra en Siria, Bassel se negó a exiliarse. En una
manifestación resultó herido en una mano por una bala. Escribió en su cuenta de
Twitter: “Los que están verdaderamente en peligro no abandonan su país. Están
en pelibro por una buena causa, por eso no hablan”.
Bassel fue detenido en Damasco, en el barrio de Mezze, en marzo de 2012.
Según la organización Human Rights Watch permaneció nueve meses en un prisión
de la inteligencia militar, y después estuvo varias semanas en la cárcel
militar de Sadnaya, donde le torturaron. Trasladado a la cárcel de Adra, sus
familia pudo visitarle regularmente hasta que en 2015 “desapareció”.
A partir de ese momento, se inició un movimiento internacional de
peticiones de libertad para el informático, recogidas internacionales de firmas
y homenajes de diversos artistas y escritores sirios, así como de intelectuales
e investigadores de distintos países, entre ellos la campaña #FreeBassel de la edición de 2017 de
la reunión anual de la cultura digital en Berlín y la edición del libro “Cost a
Freedom: A Collective Inquiry” (El precio de la libertad: una investigación
colectiva), efectuada conjuntamente por Mélanie ulong de Rosnay, investigadora
en el CNRS francés, y Barbara Rühling, directora general de Nook Sprints, una
editorial de “libros rápidos colectivos”. El libro, que se encuentra disponible
en Internet y es un tributo a Bassel y a su trabajo , consiste en una serie de
ensayos sobre la cultura libre frente a la opresión.
En el
libro figura también una colaboración de la esposa de Bassel, Noura Ghazi, escrita
mientras se encontraba encarcelado y desaparecido: “He pasado mi via soñando
con la libertad y Bassel me enseñó a agarrarla. Me emociona profundamente
pronunciar su nombre. Bassel me enseñó a dominar e inglés…Siempre compartió sus
conocimientos con todos cuanto se lo pedían, y ha enseñado a muchos presos a
leer, escribir y hablar inglés. Bassel me abrió también las puertas de la
informática, me enseñó a utilizar los ordenadores y los smartphones. Me enseñó
lo que es Internet”.
Noura
Ghazi Safadi es también autora del libro “Waiting” (Espera), escrito entre 2012
y 2015. Durante un año trabajó en él con su marido, pasándole los textos
ocultos cuando le visitaba, y el los traducía del árabe al inglés (también
puede encontrarse libre de derechos en Internet).
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