Un recorrido por
la historia del cine francés, un ejercicio de memoria del gran realizador
Bertrand Tavernier (“Alrededor de la medianoche”, “La vida y nada
más”, “Hoy empieza todo” o las más recientes “Salvoconducto” y “Crónicas
Diplomáticas”) que en “Las películas de mi vida” (Voyage à travers le cinéma français) acompaña
al espectador en este viaje emocionante que hace el camino de las imágenes que
han marcado al realizador desde su infancia. De Jean Renoir a Jean-Luc Godard,
de Jacques Becker a Jean Vigo, pasando por François Truffaut, Marcel Carné y
Louis Malle, y de título como “París, bajos fondos”, “L’Atalante”, “Un
condenado a muerte se ha escapado”, “Le jour se lève”, “French Cancan”, “Los
400 golpes”, “Ascensor para el cadalso”, “Pierrot el loco” y muchos más con
los cuales Tavernier explica su eterno amor al cine y nos explica que hay
películas que no podemos olvidar.
A los 75 años,
Tavernier ha decidido que la exposición de las películas que le han impactado
bien podría constituir el balance de una vida, la suya, constituida por
entrevistas efectuadas años atrás, momentos de los que no se olvidan, anécdotas
y fragmentos de películas adornados con el comentario de este septuagenario que
ha dado momentos de gloria al cine francés y ha disfrutado durante cuarenta
años con el cine de quienes le precedieron, pero también con el de sus
contemporáneos.
Crítico de cine en
sus comienzos, tanto en Cahiers de Cinéma como en Positif, Tavernier es desde
siempre un escritor de cine, autor de libros sobre el cine estadounidense y
creador de un blog -DVDblog- en el que mensualmente refleja las películas que
llegan al mercado francés en DVD, además de autor de artículos que ahora pone
su personalísima firma en este documental apasionado y cautivador sobre el cine
francés de sus amores y sobre los artistas que le han “tocado”, como Jean Gabin
o Eddie Constantive, que dura tres horas; tres horas en las que el espectador
disfruta reconociéndose -como Tavernier- en las historias “que le han llegado”
desde los años 1930 hasta finales de los ’60, con una mirada melancólica sobre
los muertos, que reviven en la proyección, y aquel mundo desaparecido.
Está claro que
Tavernier ha disfrutado analizando y comentando, a veces con enorme brillantez,
esas películas acerca de las cuales ni siquiera se plantea lo que puedan pensar
las jóvenes generaciones. Está claro que, como indica el título -tanto el
original francés como el que le han puesto en España- esta película documental
es en cierta manera una autobiografía, una clase erudita y apasionada, el viaje
personal del cineasta por los maestros y las 94 “películas de su vida” que
menciona , las que ha apreciado como espectador.
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