viernes, 20 de enero de 2017

"Callback", el lado oscuro del sueño americano


“Ya le llamaremos”. A fuerza de escuchar siempre lo mismo en los castings a los que se presenta, a Larry -un ferviente cristiano evangélico que vive en Nueva York y trabaja de mozo en una agencia de mudanzas- acaban por cruzársele los cables. A pesar de que la vida no le trata mal, y de que está en el país en que todo es posible, Larry (Martín Bacigalupo, “La reclusa”, “Gabriel”) quiere realizar su propio sueño americano, que consiste en ser actor de anuncios publicitarios y, sin embargo, a pesar de todos sus esfuerzos, ve como las oportunidades se le escapan una a una. Cuando Alexandra (Lilli Stein, “Take Me with You and Haxxors”) aparece en su casa, Larry cree que las cosas pueden cambiar, pero lo único que hacen es empeorar.

“Callback” cuarta película del cineasta catalán Carles Torras (“Joves”, “Trash”, “Open24H”) rodada en inglés, ha ganado la Biznaga de Oro en el Festival de Málaga 2016, así como los premios al mejor actor y mejor guión, el premio del jurado en el Brussels Film Festival, y el premio al mejor guión en los festivales de Cine español de Toulouse y Cine español de Marsella.

Thriller psicológico de difícil clasificación, que ha conseguido los aplausos de la crítica en su paso por los distintos festivales, “Callback” es una película desconcertante, incómoda y poco convencional, salpicada de humor negro y en algunos momentos violenta. El protagonista, un sociópata que ha llegado al barrio de Queens, donde reside, desde un país latinoamericano, intenta adaptarse a una cultura que tiene muy poco que ver con la suya propia y que admite que se haga cualquier cosa para lograr lo que uno se ha propuesto.

El tándem director-protagonista, que firma el guión de “Callback”, conoce bien el tema ya que ambos viven en Nueva York, en teoría “la ciudad siempre despierta donde es posible realizar cualquier sueño” y también, aunque no lo diga el slogan, donde es posible vivir cualquier pesadilla. Ellos se limitan a trazar una pintura realista y crítica de la ciudad que incluye una bajada a los infiernos de la violencia y la destrucción cuando el aspirante a actor asume finalmente que, pese a todos sus esfuerzos, sigue siendo solo una voz que recita frases ridículas para un anuncio en el que ni siquiera aparecerá, “el hombre invisible que la sociedad estadounidense ha decidido que sea”.


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