Con motivo de la celebración, este 4 de febrero de 2022, del Día de la Fraternidad Humana, Antonio Guterres, Secretario General de la Organización de Naciones Unidas (ONU), ha denunciado el aumento en todo el mundo de la incitación al odio, la intolerancia, la discriminación y la violencia física, una actitud que en muchas personas se debe simplemente a “su religión o sus creencias, su etnia, su género o su orientación sexual".
Antonio Guterres llamó al “entendimiento cultural y
religioso” en el transcurso de una mesa redonda virtual con representantes de
estado miembros de la organización, líderes religiosos, agentes confesionales y
representantes de la sociedad civil, organizada por la Alianza de
Civilizaciones de las Naciones Unidas (UNAOC) en colaboración con las misiones
permanentes de Egipto y los Emiratos Árabes Unidos (EAU).
En el debate participaron también Miguel Angel
Moratinos, alto representante para la
Alianza de Civilizaciones, el secretario general del Comité Superior de
Fraternidad Humana, el rabino neoyorquino Arthur Schneier, el secretario
general de Religiones por la Paz, Adama Dieng, el observador permanente de la Santa Sede y
representantes de Marruecos, India, Bahrein y Arabia Saudí.
Esta ha sido la segunda vez que se celebra el Día de
la Fraternidad, creado en diciembre de
2020 mediante una resolución de la Asamblea General de la con el objetivo de
promover una mayor tolerancia cultural y religiosa y convertirlo en una oportunidad
para reflexionar sobre la importancia del entendimiento cultural y religioso, y
el respeto mutuo.
En su intervención, Guterres destacó el papel
fundamental de la “Declaración de la fraternidad humana para la paz y la
convivencia mundial” - elaborada conjuntamente por el Papa Francisco, máximo representante de la
Iglesia Católica, y el erudito islámico egipcio Sheik Ahmed Al-Tayeb, Gran Imán
de Al-AZhar-, a la que calificó de “modelo para la compasión y la solidaridad
humana. Su espíritu es hoy más necesario que nunca".
En otro momento de su intervención, Guterres subrayó
que desde la pobreza y las desigualdades crecientes hasta los conflictos, las
divisiones y la desconfianza, “la familia humana está haciendo frente a
multitud de pruebas (…) "Para superarlas, debemos poner freno a quienes
explotan las diferencias, trafican con el odio y siembran el miedo al ‘otro’
cuando el descontento se apodera del corazón de las personas”.
Para el Secretario General de la ONU, "esos
actos innobles violan los derechos humanos y son una afrenta contra los valores
de las Naciones Unidas". Tras hacer un llamamiento a mantenerse
firmes contra el fanatismo, dondequiera y cuandoquiera que aparezca. Concluyó pidiendo
que "reconozcamos nuestra
diversidad como algo que nos enriquece y fortalece a todos, tendamos puentes
entre confesiones movidos por nuestra humanidad común (…) Y solidaricémonos con
los demás para crear un mundo más inclusivo, pacífico y justo para todos".
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