En un documental titulado « Religiosas
abusadas, el otro escándalo de la iglesia », dirigido por la periodista
Marie-Pierre Raimbault, emitido hoy 5 de marzo de 2019 por el canal franco-alemán
Arte, distintas religiosas católicas denuncian abusos de autoridad,
violaciones y abortos, así como los
métodos empleados por la iglesia para esconder los escándalos que podría haber
generado el conocimiento de las agresiones sexuales de “sacerdotes y obispos”,
reconocidas por el papa Francisco el pasado mes de febrero .
El asunto viene de lejos, incluso de
siglos, y hay constancia de que ha ocurrido en muchos países. De hecho, en
Madrid –imagino que como en otros lugares- siempre ha corrido el rumor que al hacer obras
en los conventos más antiguos de la capital aparecían con frecuencia cadáveres
de fetos en las paredes. Ahora parece ser que las continuadas denuncias de pederastia, y los
procesos judiciales que están provocando, han animado a algunas monjas a denunciar lo ocurrido detrás de las celosías
de los conventos.
Entrevistada por FranceInfo, Marie-Pierre Raimbault ha explicado que cayeron en sus
manos los informes de las monjas Maura O'Donohue et Marie McDonald, dos misioneras
estadounidenses que, tras investigar durante años en veintitrés países, en 1990
enviaron al Vaticano unas relaciones muy documentadas de abusos sexuales
llevados a cabo por miembros del clero sobre distintas monjas. La primera
recorrió 23 países como representante de Caritas y en todos ellos conoció casos
de monjas víctimas de abusos y violaciones; la segunda, misionera en Africa,
fue la primera que denunció al Vaticano la existencia de embarazos y abortos
forzosos en monjas violadas por sacerdotes. Según el testimonio de un sacerdote
romano, que está al tanto de lo que ocurre y denuncia la inoperancia de las
autoridades eclesiásticas, al menos en las últimas décadas los abusos en las
monjas hay que atribuirlos al temor de los curas a contagiarse de Sida si
siguen, como antes, frecuentando prostitutas o feligresas.
“En marzo de 2001, el periódico National Catholic Reporter fue el primero
en publicar estos testimonios. También, el Parlamento Europeo aprobó una
resolución sobre violencia sexual contra las mujeres, y entre ellas las
religiosas católicas. Lo que nosotros queremos es mostrar que se trata de un
problema que sigue siendo actual, contemporáneo, y nos parecía interesante
contar con declaraciones de religiosas de distintas edades, para probar que es
algo que se repite generación tras generación. Empezamos a rodar el documental
hace tres años y en ese momento no existían testimonios de religiosas víctimas de
abusos sexuales. Cuando localizamos algunas, se mostraban muy dudosas. Tenían miedo,
sabían que las que se habían quejado a sus superioras no habían conseguido
nada. Estaban encerradas en el silencio, se las había educado así, a ser
obedientes”.
Sobre los depredadores –sacerdotes y
obispos-, la periodista dice « no
atacan a las monjas maduras, bien equilibradas, sino a jóvenes religiosas que acaban
de hacer voto de castidad y renunciado a tener una vida de familia. En ese
momento se cuestionan muchas cosas y los depredadores lo notan porque, en el
funcionamiento de la iglesia católica, cada religiosa tiene un director espiritual,
al que deben confesar sus dudas. Cuando se trata de un depredador, empezará con
preguntas del tipo « ¿tienes pensamientos impuros ? », « ¿te
masturbas ? », “¿te sientes atraída por otra religiosa?”… Y en el
aislamiento del confesonario algunas sufren los primeros tocamientos ».
Las religiosas que padecen abusos
sexuales, e incluso violaciones, algunas con consecuencias que terminan en abortos
forzosos, no son libres. “No quiere decir que estén de acuerdo, sino que están en
estado de sideración, que puede durar toda su vida. Algunas han muerto sin
haber hablado de lo que les pasa jamás… Si las mujeres gozarán de mayor
consideración, respeto y poder en la iglesia, creo que las cosas serían
diferentes”.
En el documental –que denuncia la
impunidad de los depredadores sexuales, “a la religiosa se la separa de la
comunidad y si está embarazada, se le manda lejos y, o aborta o cuando nace el
niño se le quita y se da en adopción; a los sacerdotes se les cambia de parroquia”-
se escuchan los testimonios de distintas religiosas que han sido víctimas de
abusos sexuales en distintos países (Francia, Alemania, Canadá, Congo, Gabón…)
y continentes; todas ellas han abandonado los hábitos, algunas después de más
de treinta años. Y se dedica especial atención a los casos de las
congregaciones mixtas, como L’Arche y la Famillle de Saint-Jean, a las que
pertenecieron algunas de las monjas que testimonian, así como a lo sucedido con
las novicias en las misiones “de América Latina, Asia y Africa (…) convertidas
en auténticas esclavas sexuales, situación que continúa cuando las mandan a estudiar
a la Universidad Pontificia de Roma”, donde según distintos testimonios se
puede hablar incluso de prostitución.
Mención aparte es el caso de la ex
religiosa canadiense Ross, misionera durante años en distintos países de
América Latina, hoy psicoterapeuta y doctora en Sexología que en Quebec trata a
las monjas que han sufrido abusos y a los religiosos depredadores arrepentidos.
Para la realizadora del documental « la
iglesia católica está al corriente desde hace mucho tiempo. Los informes de O’Donohue
y McDonald son una prueba tangible, pero yo no creo que haya que hablar de los
años ’90, estos hechos se pierden en la noche de los tiempos. Por primera vez
en febrero el Papa ha reconocido que esos abusos han tenido lugar. No me
extraña que lo haya hecho al saber que la película se iba a difundir. Nosotros
contactamos con el Vaticano en 2018 y le
propusimos filmar un encuentro entre el Papa y dos religiosas de las que
aparecen en nuestro documental. Nos pidieron verlo y se lo pasamos. Finalmente,
y ante nuestra insistencia, en noviembre nos dijeron que el Papa estaba
dispuesto a recibir a las dos religiosas, pero en privado y sin cámaras. Nos
negamos porque aceptarlo sería contribuir a que se siga manteniendo el secreto
sobre lo que ocurre con las esclavas sexuales en la iglesia católica».
Ante el anuncio de que el canal Arte iba a emitir “un
informe terrible y dramático sobre el abuso sexual de monjas que fueron
víctimas de sacerdotes religioso o diocesanos”, la Conferencia de Obispos de
Francia se ha unido a “la Conferencia de Religiosos y Religiosos de Francia
(CEF) en su profunda indignación”, expresa su solidaridad con las víctimas y
aseguran que van a continuar la “lucha contra cualquier abuso en la Iglesia;
abuso de poder, abuso de conciencia, abuso sexual”.
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