No
es frecuente pero a veces una película, como un libro, enamora. Es lo que me ha
ocurrido con los casos del Departamento Q, una de las sagas-joya, junto a
« Millenium », de la literatura nórdica, que ha dado como resultado
excelentes películas.
“Expediente
64”, cuarta entrega de la serie escrita por el danés Jussi Adler Olsen que protagonizan el Detective Superintendente Carl Mørck (Nikolaj Lie Kaas, un feo de los atractivos, “El
último rey”) y su asistente Assad
(Fares Fares, “Westworld”), no solo es una excelente investigación plasmada
en un guión inteligente, sino también el caso más político de la serie con el
recordatorio de una de las peores prácticas del nacionalsocialismo, la
esterilización forzosa de mujeres –judías, gitanas, discapacitadas, prostitutas…-
y, por lo mismo, una llamada de atención
sobre los posos que de aquella nefasta ideología flotan hoy en las derechas
extremas que rampan por diversos rincones europeos. En este caso, y en medio de
un clima denso que puede cortarse con cuchillo, el autor ha abierto las fosas
de la historia.
« Expediente
64 » comienza con el descubrimiento que hacen unos obreros de tres cuerpos
momificads, escondidos tras una pared en una vivienda de Copenhague. Exhumando
un caso de los años 1950, Carl Mørck y Assad se ponen a investigar para descubrir
la identidad de las momias y lo que descubren es toda una red de esterilización
forzosa organizada por Rene Linier, médico y
líder de la organización Lucha Secreta, en la institución para chicas de
“wayward” en la isla de Sprogø, donde se llevan a cabo experimentos médicos.
Y eso ocurre
en un momento en que las peores ideas de la extrema derecha gangrenan también
la sociedad danesa.:
“Lo que decimos simplemente es que no tiene sentido dejar que viva un ser
destinado a tener una existencia indigna (…) Tiene que haber límites en lo que
se pide a los médicos y se hace con los enfermos (…) Queremos reducir los
gastos del estado en materia de salud ». Todo un decálogo en boca de
Linier, ese médico que se cree dios.
Una
vez más no estamos en aquellos países nórdicos que eran escenario de nuestros
cuentos infantiles, remansos de paz sin corrupción en los que se apostaba por
la defensa de la naturaleza y del
consumidor (que no es otra cosa que el ciudadano que satisface honestamente
sus necesidades), rincones con chimenea en torno a la cual se calentaba una
familia de por lo menos tres generaciones. No, el universo de “Expediente 64”
es, como en los casos anteriores, muy frío, casi helador, y sobre todo muy
negro.
Junto
al inspector y su ayudante, la pelirroja Rose (Fanny Bornedal, “1864”), algo
parecido a una interesante secretaria del Departamento sin cuya intervención no
se terminarían de resolver los casos. Personajes esenciales, los tres, que
ponen el toque de humanidad indispensable en dramas de este género.
Expediente 64” está dirigida por Christoffer Boe,
cuya primera película (Reconstruction, 2003) ganó la Camera d’Or en el Festival
de Cannes de 2003. En 2006, en la Mostra de Venecia, Christoffer
Boe recibió el premio Young Cinema Award por la película experimental
“Offscreen”. En cuanto al autor de la
serie novelada –que está previsto alcance 11 volúmenes-, Jussi Adler-Olsen es
un ex editor que ha conseguido un éxito sin precedente con los casos del
Departamento Q, Premio Llave de cristal al mejor thriller escandinavo, Premio
Laureles de Oro de los Libreros y Premio de los Lectores al mejor libro danés,
traducidos en más de 40 países y de los que se han vendido más de 10 millones
de ejemplares en todo el mundo.
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