viernes, 3 de febrero de 2017

Urban Hymn, una fábula contra el determinismo social


Enmarcada en los disturbios que en el verano de 2011 se produjeron en Inglaterra -iniciados el 4 de agosto, cuando la policía mató de un disparo en el pecho a Mark Duggan, un hombre negro de 29 años del que se dijo que planeaba un ataque y que, pese a las sospechas, no iba armado; duraron seis días, se extendieron desde el barrio de Tottenham a todo Londres, Manchester y Birmingham, y terminaron en detenciones masivas y la inculpación de más de mil personas- la película dramática "Urban Hymn" narra las vivencias de una problemática adolescente negra que debe elegir si seguir los pasos de su mejor amiga, que periódicamente delinque y recala en el tribunal de menores, o seguir los consejos de su asistenta social que le ayuda a iniciar una carrera musical. Dirigida por Michael Caton-Jones, lo mejor es la interpretación de su protagonista, la excelente Letitia Wright (que aparecía cantando en la película de 2012 “Mi hermano, el diablo”).

En agosto de 2011, cuando en la capital inglesa se produjeron graves disturbios, algunos de los cuales terminaron en pillajes y saqueos de comercios y cajeros de bancos, el primer ministro conservador de entonces, David Cameron, aseguraba que las revueltas no tenían que ver ni con la raza, ni con los recortes presupuestarios, ni con la pobreza, sino que estaban protagonizadas por personas “indiferentes al bien y al mal, persona con el código moral retorcido, incapaces de controlarse”. La película “Urban Hymn” es la respuesta del realizador escocés Michael Caton-Jones (Rob Roy, Memphis Belle) al discurso “con moralina” del político.

La historia sigue a una socióloga, Kate (Shirley Henderson), que decide implicarse en un centro de acogida de jóvenes delincuentes donde traba una amistad con la adolescente huérfana Jamie (Letitia Wright) dotada para el canto. Una amistad que la amiga de Jamie (Isabella Laughland) no puede soportar.

“Caton-Jones apuesta en la película por ir en contra del determinismo social y mediante un juego de yuxtaposiciones -visuales y narrativas- enfrenta y después acerca a Kate y Jamie”. Excelente idea que pierde la fuerza inicial por el exceso de sentimentalismo y melodrama del guión, que terminan haciendo de “Urban Hymn” una historia previsible y un poco simplista, aunque sigue siendo una película que vale la pena ver para disfrutar de la sinceridad de un drama social-realista con final brillante del intento bienintencionado de dejar constancia de una realidad poco aireada y plantear algunas reflexiones serias acerca de las adolescencias difíciles, marcadas por las ausencia y la fatalidad. Las escenas de canto son las mejores.

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