Inspirada en hechos reales, Nadie quiere la
noche, dirigida por la catalana Isabel Coixet y protagonizada por la francesa
Juliette Binoche –Espiga de Honor en la última Seminci de Valladolid- es la
historia de una mujer estadounidense que viajó al círculo polar canadiense
siguiendo los pasos a un marido explorador y aventurero, uno de esos tipos tan
explotados por el romanticismo, al parecer no infrecuentes a caballo entre los
siglos XIX y XX, el mismo tiempo en que los ingleses viajaban al norte de
Africa en busca de emociones y sus mujeres descubrían la toscana italiana, y
otros tipos de emociones también.
Basada
en el libro escrito por la propia Josephine Peary, una mujer orgullosa y
valiente esposa del explorador polar Robert Peary, se centra en el momento en
que, después de meses sin noticias, decide partir hacia Groenlandia para
reunirse con el hombre que prefiere la crudeza del clima extremo al confort de
una vida burguesa en Nueva York. Cuando finalmente llega al último reducto
abandonado por la expedición, que ha continuado adelante en su intento de
plantar las barras y estrellas en el último punto de la tierra, y cuando están
comenzando los meses de la noche perpetua del invierno glaciar, Josephine
descubre que en el campamento ha quedado un único habitante, una mujer lapona,
mucho más joven que ella llamada Allaka, embarazada y que también espera el
regreso de Robert…
Después
de la encantadora Aprendiendo a conducir, una espléndida y modesta película
centrada en un barrio de Nueva York, rodada con pocos medios y estrenada en
2014, Isabel Coixet inauguró la Berlinale de 2015 con Nadie quiere la noche,
ambiciosa producción de impresionantes paisajes nevados y montañas
inalcanzables en la que su protagonista –la mujer de clase alta que llega al
círculo polar cargada con un pesado y lujoso equipaje que incluye joyas, pieles,
vajilla y hasta vinos de añadas especiales- no solo conocerá el polo norte sino
que entrará en contacto con otra realidad, hasta entonces ignorada, que afecta
a su acomodada vida de pareja y que incluye la presencia de otros seres,
procedentes de una civilización muy diferente lo que supone el enfrentamiento
de dos maneras de concebir la vida y de entender la relación con la naturaleza.
Es
la narración de un viaje, tan físico como emocional, que comparten dos mujeres
unidas por el dolor, la desesperación, la ternura y sobre todo el frío. Una
película que emociona a ratos pero no consigue convencer, hay muchas cosas en
ella que suenan tan falsas, como huecas.
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