Rebecca Hall (Transcendence, Iron
Man 3), Alan Rickman (El mayordomo, La saga Harry Potter) y Richard Madden (La
canción del cielo, Juego de Tronos), protagonizan el melodrama La promesa,
historia de un amor secreto dirigido por el francés Patrice Leconte (El marido
de la peluquera) y adaptación de la novela Un viaje al pasado, del escritor
austriaco Stefan Zweig, mejor ensayista y biógrafo que novelista aunque
escribió unos cuantos títulos que consiguieron enorme popularidad entre las
jóvenes europeas de la primera mitad del siglo XX. La película tiene los mismos
defectos que el relato original, y especialmente que esa historia de amor en
conserva durante años, incluso con la guerra por medio, se hace larga y
tediosa.
En los primeros años del siglo, en
Alemania, el joven Friedrich, de origen humilde y recién licenciado en
ingeniería, se convierte en el hombre de confianza de un rico empresario,
propietario de una acería. En el domicilio de su patrón conoce a la esposa
Lotte, una mujer mucho más joven, y entre ellos surgirá un amor, secreto y
platónico. Cuando, enfermo, el empresario decide enviar al joven a México, a
supervisar unas minas, la mujer le promete que a su regreso vivirán el amor que
ambos sienten. Después llega la Gran Guerra, los dos años que inicialmente
debía durar la separación se convierten en muchos más y a su regreso el joven
encuentra a una mujer viuda y madura. La pareja protagonizará una última escena
de romanticismo almibarado, en un paraje balneario que habían frecuentado anteriormente
y –como debe ser en estos casos- de espaldas a un sol que declina lentamente.
Presentada fuera de competición en
el Festival de Venecia 2013, la mayoría de las críticas coincidieron en señalar
que al director se le habían escapado la mayoría de las sutilezas de un
triángulo amoroso que, en este caso, se define más por lo que no se dicen los
personajes que por el contenido de sus diálogos.
Drama íntimo, película sobre la
pasión, y esencialmente sobre las pasiones contenidas y prohibidas, romántica
hasta la náusea, más que previsible y elegante, muy elegante como, a poco que
se cuiden decorados y guardarropía, son todas las historias cuyos protagonistas
forman parte de la alta sociedad centroeuropea de hace un siglo (por recordar
algunas recientes, El Gran Hotel Budapest o La Dama de Oro”, y muchas de James
Ivory). Resumiendo: para amantes del melodrama, este amor imposible acompañado
de música romántica que, como dice una reseña que he encontrado en Internet,
acaba por conseguir que “al espectador le importe un bledo” lo que les ocurra a
sus protagonistas.
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