Desde Bruselas, la organización
humanitaria Médicos sin Fronteras (MSF) ha hecho público un informe interno
acerca de lo que ocurrió durante el ataque aéreo que las fuerzas
estadounidenses llevaron a cabo el 3 de octubre de 2015 sobre su hospital en la
localidad de Kunduz, al norte de Afganistán. El examen cronológico de los
acontecimientos demuestra que allí no había combatientes armados ni se estaba
registrando ningún enfrentamiento, argumentos que el Pentágono esgrimió en su
primera respuesta a la denuncia de la organización.
El informe de MSF habla de
pacientes que se quemaron vivos en sus camas, personal médico decapitado y
amputado, y personas abatidas por el avión, cuando escapaban del edificio huyendo
del fuego. En el ataque murieron 30 personas, 13 de las cuales formaban parte
del personal de MSF y 10 eran pacientes del establecimiento hospitalario.
Todavía quedan 7 cuerpos sin identificar (“irreconocibles” dice el informe).
“Desde el interior del hospital
está claro que el ataque se llevó a cabo con el objetivo de matar y destruir
–asegura Christopher Stokes, director general de MSF- Lo que no sabemos es por
qué. Desde allí dentro no podemos imaginar lo que ocurrió en las cadenas de
mando militares, tanto estadounidense como afgana”.
Los resultados preliminares del
informe de MSF establecen claramente los hechos en el interior del hospital, en
los días anteriores y durante el ataque. Incluye los detalles de la transmisión
de coordenadas GPS y el listado de las llamadas telefónicas efectuadas por la
organización humanitaria a las autoridades militares, intentando que pararan
los ataques aéreos. Anteriormente, y como hace en todos los casos, MSF había
firmado un acuerdo con todas las partes en conflicto, para garantizar la
seguridad del hospital.
“Nosotros respetamos nuestra parte
del acuerdo; el centro de traumatología de MSF en Kunduz era un hospital
completamente funcional, en el que se estaban efectuando operaciones
quirúrgicas en el momento del ataque estadounidense. Explica la Joanne Liu,
Presidenta Internacional de MSF- El personal había respetado la política de MSF
que prohíbe introducir armas en el recinto hospitalario, y controlaba
completamente los edificios, antes y durante el ataque”.
Entre los 105 pacientes que se
encontraban allí en el momento del ataque figuraban combatientes heridos,
pertenecientes a las dos partes del conflicto, así como mujeres y niños.
“Algunos informes publicados
aseguran que el ataque a nuestro hospital pudo estar justificado porque curamos
a los talibanes –explica Christopher Stokes- Según el derecho Internacional
Humanitario, los combatientes heridos son pacientes, no pueden ser atacados ni
tratados con discriminación. El personal médico nunca puede ser castigado por
haber curado a combatientes heridos”.
El documento que forma parte de las
investigaciones que MSF tiene todavía abiertas, se basa en las declaraciones de
60 empleados nacionales e internacionales de MSF, que trabajaban en el centro
de traumatología, así como en informaciones internas y públicas, fotos de
hospital antes y después del ataque, los correos electrónicos enviados desde
allí y el listado de llamadas telefónicas.
“El ataque ha puesto final a nuestra
atención a los pacientes, en un momento en que era particularmente
indispensable –afirma la doctora Joanne Liu- Un hospital que está funcionando y
atiende a pacientes no puede perder su estatuto de estructura sanitaria, y ser
atacado».
La totalidad del informe, se puede
consultar, en inglés y en PDF, en:
https://dub119.mail.live.com/mail/ViewOfficePreview.aspx?messageid=mgzzKeH76D5RGgMwAjfeQWgA2&folderid=flinbox&attindex=1&cp=-1&attdepth=1&n=85561274
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