“Desde que era pequeño, lo que quería era ser funcionario. Supongo que se me olvidó vivir, un día detrás de otro, sin ser feliz ni infeliz…”
Auténtico monumento de la cinematografía británica, el actor Bill Nighy protagoniza « Living » (1) -película dramática dirigida por Oliver Hermanus a partir de un guión del novelista Kazuo Ishiguro (“Los vestigios del día”, Premio Nobel de Literatura 2017) -adaptación del filme japonés « Ikiru » realizado en 1952 por el maestro Akira Kurosawa, quien a su vez se inspiró en la novela rusa “La muerte de Ivan Ilych” de León Tolstoi-, una historia situada en el Londres de 1953 sobre un burócrata de un departamento ministerial de obras públicas, enfrentado a la noticia de que padece una enfermedad terminal y apenas le quedan unos meses de vida.
El
veterano actor -quien debutó en las pantallas en los años ’80 y al que reciéntemente
hemos aplaudido en comedias como « Love Actually », « El exótico
Hotel Marigold » o « The Bookshop »- puede presumir de una espléndida carrera con
intervenciones en más de medio centenar de películas y en tres decenas de
series y episodios televisivos. En su interpretación del jefe del departamento que,
al conocer la noticia de su enfermedad incurable sale de la aburrida rutina que
ha practicado durante años para terminar con el papeleo y la desgana que hasta entonces
habían impedido la construcción de un parque infantil, solicitado sin respuesta
por un grupo de mujeres de un barrio de gente trabajadora, Bill Nighy consigue
dar al personaje una profundidad realmente encomiable. Viéndole tomar, por
primera vez, la iniciativa para dar respuesta a una necesidad social, me
resulta muy fácil imaginar al japonés de Kurosawa que, en la película de
idéntico título, “Vivir”, que a su vez era una crítica de la desmemoriada
sociedad japonesa de la época, y haciendo alarde de una paciencia solo imaginable
en alguien de su procedencia, hacia antesala en los polvorientos despachos
ministeriales hasta conseguir los toboganes y los columpios que iban a disfrutar los niños de un barrio
miserable de Tokio.
Esta revisión de la obra de Kurosawa traslada la acción al Londres de la posguerra, con el estilo de la época, un technicolor cargado de recuerdos (tantos domingos de sesiones dobles en los cines del barrio), y un acento especial en la dimensión moral de la historia, donde Bill Nighy es un encantador “gentleman de voz apagada, confrontado con el vacío de su existencia” (Nicholas Schaller, L’Obs).
Estamos en 1953. Londres se lame todavía las heridas de la Segunda Guerra mundial. Mister Williams, un veterano funcionario, es un engranaje impotente en el sistema administrativo de la ciudad que tiene que reconstruirse. Lleva una vida aburrida y carente de interés, pero todo cambia cuando le diagnostican una enfermedad grave. Obligado a reflexionar sobre su existencia, reacciona rechazando su rutinaria cotidianidad, saca la mitad de sus ahorros decide experimentar y vivir plenamente lo que le queda de vida, y se da cuenta de que no sabe cómo hacerlo. Serán un desconocido y una joven compañera de trabajo quienes le ayudarán a decidir poner un broche de oro a su anodina existencia, cumpliendo las esperanzas de un grupo de mujeres que han recorrido todos los departamentos pidiendo la construcción de un parque infantil en su barrio.
Con esta historia de enorme simplicidad, el dúo Oliver Hermanus-Bill Nighy (director-actor), ha conseguido una película que es todo un acierto formal, una catarsis emocional para” expresar la apatía existencial de un personaje alejado de todos, incluso de sí mismo” (Band á part).
(1) “Living” llega a la cartelera de Madrid el miércoles 4
de enero de 2023.
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