miércoles, 22 de julio de 2020

“El último arquero”, para Alberto Manrique de parte de su nieta




El último de los arqueros es el artista canario Alberto Manrique de Lara ( Gran Canaria1926-2018), pintor y acuarelista al que la crítica encuadra en el realismo fantástico. Manrique de Lara, autor una obra sugestiva e inquietante mayoritariamente como acuarelista -aunque también tiene obra en óleo, aguafuerte, serigrafía, tinta y vidriera-, fue en los primeros años de la década de 1950 uno de los fundadores, con Felo Monzón, Juan Ismael y Manolo Millares, del grupo artístico L.A.D.A.C. (Los Arqueros del Arte Contemporáneo), vanguardia poética y pictórica que editó los prestigiosos cuadernos “Planas de poesía” y actuó como revulsivo cultural en la isla organizando exposiciones y otros eventos artísticos.

Universitario en Madrid y finalmente aparejador, el hecho de que muy joven contrajera matrimonio con la violinista Yeya Millares y fueran padres de ocho hijos, fue determinante para que durante muchos años tuviera que alternar la profesión técnica con la pintura y, sobre todo, de que permaneciera en la isla, donde residió hasta su muerte, cuando el grueso de los grandes pintores canarios del siglo XX dio el salto a la capital, y de Madrid al mercado internacional. Este detalle, que podría parecer insignificante, es el responsable de que a Alberto Manrique le llegara el reconocimiento mucho más tarde que a sus colegas.

Ahora, ha sido su nieta, Dácil Manrique de Lara, 44 años, quien da el salto a la realización después de trabajar en anuncios, videoclips y producciones de videoarte, desempolvando la figura del abuelo en el documental “El último arquero”, como un regalo con el objetivo de devolverle la memoria que había perdido años atrás (los ictus no discriminan), objetivo que no se ha cumplido ya que Alberto Manrique  -“papabuelo” le llamaba la niña que llevaba su apellido - falleció, a los 82 años,  mientras se estaba produciendo el documental ( la película ha visto la luz tras un largo proceso, se filmó en distintas etapas entre los años 2011-2018).  

En un viaje de exploración al pasado, la realizadora consigue armar entre diálogos, películas super 8 y diarios de sus dos abuelos, un relato intimista hecho de recuerdos tan bellos como dolorosos para llegar a la conclusión de que al hurgar en la memoria, a través de la pintura de su abuelo, se han curado sus propios recuerdos nefastos: la memoria de la cineasta estaba lastrada por un terrible episodio de la adolescencia. Ella dice que la pintura le ha “sanado”.

El hecho de que el pintor falleciera durante el rodaje, ha explicado la autora, le obligó a modificar la estructura inicial y "así participé yo más de lo que tenía previsto, porque se terminó convirtiendo en un viaje mío también".

Y esto es justamente lo que me menos me ha gustado de la película: en mi opinión, la mezcla de las dos historias –de abuelo y nieta- distrae el interés, indudable, por la vida y la obra del excelente pintor que fue Alberto Manrique de Lara cuyos trabajos se alinean junto a los mejores artistas canarios del siglo XX (Millares, Monzón, Cesar Manrique, Cristino de Vera, Oscar Domínguez, Lola Massieu y un muy amplio etc).

El documental “El último arquero” llega a los cines madrileños el viernes 24 de julio de 2020.

No hay comentarios:

Publicar un comentario