Más de 60.000
personas han firmado ya la petición, lanzada desde el sitio change.org por un
ciudadano francés llamado Nicolas Bousquet, para que la exmodelo Carla Bruni,
esposa del anterior presidente Nicolas Sarkozy, devuelva los 410.000 euros que
el Elyseo (la presidencia de la República francesa) pagó por una página web de
la Fundación que presidía la entonces “primera dama”, cantidad que esta semana
ha denunciado el tribunal de cuentas.
La petición -que
se está convirtiendo en “la canción del verano”, asegura Pierre Haski, fundador
del digital de izquierda Rue 89-, se dirige a la señora Bruni diciéndole que
los firmantes están “indignados de que el Estado se hiciera cargo de un gasto
así”.
Teniendo en cuenta
que los autores de la página, que se embolsaron esa bonita suma de casi medio
millón de euros por confeccionar una página web de lo más normalita cuyo único
objetivo es recabar donaciones para la Fundación que como todas las mujeres de
presidentes se vio impelida a crear, ponen en boca de Bruni una frase en la que
recuerda lo que dice un eminente profesor acerca de “lo superfluo
indispensable”, los firmantes de la petición recuerdan que “lo superfluo no es
indispensable cuando se trata del dinero del contribuyente. No somos el
monedero de los políticos que elegimos: pagamos impuestos para la comunidad, no
para satisfacer las necesidades de lujo de esos políticos, o sus familiares”.
Y, dado que la Fundación Carla Bruni dice que ayuda a los “más vulnerables”, le
pedimos que “devuelva ese dinero a los franceses, donando los 410.000 euros a
asociaciones caritativas que trabajan con los más desfavorecidos”.
El 15 de julio de
2013, el Tribunal de Cuentas francés hizo público “el gasto faraónico” pagado
por el Elyseo por la página de la señora Bruni en los años 2011 y 2012. El
comentario de un experto informático, el bloguero Olivier Laurelli –“Anatomía
de una cibercatástrofe de 410.000 euros para el contribuyente”-, reproducido
por Rue 89 el 22 de julio, es más que explícito: “Para mí es evidente que se
trata de una estafa al contribuyente”. Laurelli demostraba que la página no son
más que unos simples retoques, sin ninguna originalidad ni fantasía, a una de
las que ofrece gratuitamente WordPress a cualquier bloguero (yo, por ejemplo);
retoques, imágenes, texto y mantenimiento de página y cuenta twiter que,
asegura, “en el mejor de los casos se podrían facturar como una semana de
trabajo por un máximo de 4.000 euros”.
“El impacto de
este blog –sigue Pierre Haski- ha sido tal que la Fundación Carla Bruni se ha
visto obligada a hacer un comunicado intentando justificar el gasto, publicado
–como no podía ser de otra manera- en el diario conservador Le Figaro: “En la
época de la presidencia de Nicolas Sarkozy, la página web carlabrunisarkozy.org
reenviaba a tres entidades: la fundación, las informaciones relativas a las
actuaciones de la primera dama y su compromiso en la lucha contra el sida.
Estas dos dos últimas categorías ya no existen, como tampoco existe ya la
cuenta twitter de Carla Bruni”.
Está claro: el
estado francés pagó casi medio millón de euros por una página gratuita, unas
actividades que ya no existen y una cuenta twitter caducada.
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