miércoles, 10 de julio de 2013

Carne de perro, en una dictadura todos son víctimas




Carne de perro, del chileno Fernando Guzzoni, que consiguió el premio a le mejor película de Nuevos Realizadores en el pasado Festival de Cine de San Sebastián (*), y que se estrena en los cines españoles el 12 de julio de 2013, cuenta la historia de un antiguo torturador que intenta reinterpretar su vida y darle otro sentido a su existencia.

El actor Alejandro Goic –quien fue detenido y torturado en su día- se mete en la piel actual de un torturador perdido entre sus fantasmas y sus fijaciones, ex militar de la dictadura pinochetista, personaje que casualmente también se llama Alejandro.

Lo que la película pretende mostrar es el proceso del personaje en busca de una salida, el camino que recorre para encontrar de nuevo su lugar en el mundo.

En la pantalla, Alejandro es personaje misterioso y torturado, ficticio pero inspirado en la sociedad chilena actual: «Me gustaba la idea de provocar en el espectador un dilema ético entre simpatía y odio al personaje”, explica el joven realizador Fernando Guzzoni que con “Carne de perro” ha hecho su debut en el largometraje. Aunque en ningún momento se explica claramente que se trata de un verdugo, distintos signos informan al espectador sobre el pasado del personaje: una bandera chilena, la conversación con un antiguo camarada, las condecoraciones…, todo habla de ese pasado que quiere olvidar, especialmente cuando se encuentra “en la ducha, en el mar o en la piscina; es como si el agua fuera inconscientemente el elemento curativo”.

En definitiva, una película que se interroga sobre todo acerca de las consecuencias que puede tener sobre toda la población una etapa tan sombría de la historia: “Pienso –dice su autor que prácticamente solo conoce la dictadura chilena por referencias- que mi película es un relato muy actual. No se trata de un ejercicio revisionista de la historia pasada porque el personaje vive en el Chile de hoy. Yo creo que es una película que propone una reflexión sobre las maneras en que una sociedad, y en particular la chilena, puede reconstruirse después de la dictadura. Se trata también de interrogarse sobre los recursos de que disponen esos personajes, que estuvieron en el “lado oscuro”, para intentar seguir viviendo como cualquier otro ciudadano“.


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