Escritor, dramaturgo, guionista, productor y realizador, el neoyorquino de origen irlandés John Patrick Shanley –ganador de un Oscar en 1988 por el guion de “Hechizo de Luna” y un Premio Pulitzer a la mejor obra de teatro en 2014 por “La duda”, que en 2018 adaptaría para el cine- ha filmado en “Una canción irlandesa” (“Wild Mountaun Thyme”) una divertida historia romántica al tiempo que una auténtica declaración de amor a Irlanda, que en Irlanda no han apreciado: el periódico The Irish Times la ha calificado de “increíblemente horrible”.. Al pasar de los escenarios
a la gran pantalla, lo que originalmente llevó el título de “Outside
Mulligar”, y se representó en 2014 en un escenario de Broadway, se ha
convertido en “Wild Mountain Thyme” para los espectadores anglosajones – en referencia a una hermosa canción popular celta
interpretada a lo largo del tiempo por Bob Dylan, Joan Baez, George Harrison,
Van Morrison, Rod Stewart o Ed Sheeran entre otros- y “Una canción irlandesa” para los cinéfilos
españoles que pueden verla a partir del viernes 16 de junlio de 2021 Brillantemente interpretada
por Emily Blunt (“El regreso de Mary Poppuns”, “Sicario”), Jamie Dornan
/”Cincuenta sombras de Grey”), Jon Hamm (“Mad Men”, “Baby Driver”) y
Christopher Walken (Oscar al mejor actor de reparto en 1978 por “The Deer
Hunter”, “Pulp Fiction”), “Una canción irlandesa” habla de Rosemary, una
guapa granjera pelirroja enamorada en secreto desde la infancia de su vecino
Anthony, un muchacho tímido que vive una existencia rutinaria con su
excéntrico padre, indiferente a todos los intentos de Rosemary por
conquistarle. Aunque la vida parece organizada para continuar idéntica
por los siglos de los siglos, todo se tambalea cuando el padre de Anthony decide vender la
granja a Adam, un rico sobrino que vive en Nueva York, que quiere abandonar
el bullicio de Manhattan y que se
enamora de Rosemary en cuanto la ve. En la película, encantadora y poética, Irlanda es un país
mágico, como de cuento, donde todo es verde, circulan viejas camionetas
cargadas de ganado y los granjeros se reúnen en el pub, para beber sus pintas
y cantar y bailar. El retrato
que el director -crecido en Nueva York
pero impregnado de cultura irlandesa- traza del país es un divertido romance
bucólico lleno de fantasía; el viaje
que hizo con su padre, cuando era octogenario, a la granja familiar, le
inspiró años más tarde la obra de teatro que está en el origen de esta
película: “La vida en una granja –dice
John Patrick Shanley- tiene su propio ritmo, dictado por el de los animales.
La gente, los animales, la naturaleza, el cielo, la tierra, la lluvia…todo
contribuye a crear una música propia...Los granjeros irlandesas son gente muy
solitaria, muchos ni siquiera se casan…” |
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