Guo Gangtang abrazando a su hijo
La televisión pública china CCTV difundió el pasado martes, 13 de julio de 2021, las
imágenes del encuentro entre una pareja y su hijo, que había sido secuestrado
veinticuatro años antes.
Finalmente
padre e hijo han podido abrazarse gracias a un test de ADN efectuado por la
policía : el joven, que tiene ahora 26 años, es profesor en una escuela de
la provincia de Henan, en el centro del país. La CCTV emitió el martes imágenes
de los padres llorando mientras abrazaban al chico. “Todo lo que suceda a
partir de ahora solo puede ser felicidad”, declaró Guo Gangtang a la agencia
Cina News Service.
La historia de
esta familia ha servido para recordar que, a partir de 1979, prosperó en China
un auténtico negocio de de tráfico de niños desencadenado por” la política del
hijo único” –implantada para frenar el desbocado aumento de la demografía-, lo que incrementó los secuestros de niños varones, motivados por
la tradicional preferencia de los niños frente a las niñas, vendidos después a
parejas que deseaban un heredero. Fuentes oficiales han declarado que las
pruebas de ADN han permitido, hasta la fecha, localizar a más de 2.600 jóvenes
que fueron secuestrados en su infancia.
El 1 de enero
de 2016 entró en vigor la ley que ponía fin a la política del hijo único y
permitía a las parejas chinas tener un segundo hijo; y este mismo año, en el
pasado mes de mayo de 2021, y ante la caída de la natalidad, la agencia oficial
Xinhua anunció la decisión del politburó, presidido por el presidente Xi
Jinping, de autorizar que las parejas puedan tener un tercer hijo. Una medida
indispensable ante el envejecimiento de la población.
La política
china del hijo único llevó a situaciones tan aberrantes como la puesta en práctica por un banco municipal
de la región de Jiaozuo, que en 2015 repartió entre sus empleados una circular
en la que les imponía la obligación de pedir permiso a la dirección cuando
desearan tener un hijo: el incumplimiento se castigaba con multas de mil yuans (unos 148 euros), la retirada de
la paga extraordinaria de final de año y la imposibilidad de ascender en el
escalafón. El documento de la empresa decía textualmente que “solo los
empleados casados que llevaran más de un año trabajando en el banco podían
inscribirse en la planificación familiar para tener un hijo”.
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