Arabia Saudí acaba de
ejecutar a 37 personas, denuncia Amnistía Internacional (AI) en el boletín
semanal de su sección francesa. Se está
produciendo un alarmante aumento de condenas ejecutadas en un país que al menos
ha llevado a cabo 104 desde el comienzo del año 2019. En 2018 fueron 149.
La última, hasta la fecha, ejecución
colectiva, que tuvo lugar el 23 de abril, « demuestra el desprecio que las
autoridades saudíes sienten por la vida humana
e indica que la pena de muerte está sirviendo de herramienta política para
aplastar a la disidencia de la minoría chiíta”, denuncia AI. “A las familias de los presos ejecutados no
se les informó previamente”.
De los 104 ejecutados desde
el 1 de enero, 44 eran extranjeros considerados culpables de delitos
relacionados con el tráfico y uso de estupefacientes. Del resto, la mayoría
eran hombres chiítas que sufrieron procesos en los que ignoraron las normas
internacionales de equidad, basados en “confesiones” que les fueron arrancadas
con tortura: 11 de ellos estaban acusados de espiar por cuenta de Irán, y otros
14 de violencia ejercida durante su participación en las manifestaciones
antigubernamentales en la Provincia del Este, de mayoría chiíta, en 2011 y
2012. Por último, entre los ejecutados figuraba también Abdulkareem al Hawaj, un joven detenido a los 16 años
y condenado por su participación en las manifestaciones.
En este momento, Ali al Nimr, Dawood al Marhoon y
Abdullah al Zaher, los tres chiítas y menores de 18 años en el momnto en que
sucedieron los hechos de que se les acusa, continúan en el ala de condenados a
muerte de la cárcel, « y la ejecución de su condena podría producirse en
cualquier momento”.
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