Inquietante y pesimista, “A la deriva” (“Caught by the Tides” , en chino “Fenglui Yidai”, que el autor traduce por « una generación a la deriva”) décimo largometraje del realizador chino Jia Zhangke (“Eternels”, “Más allá de las montañas”, “Platform”, “Still Lifes”, León de Oro en la Mistra de Venecia en 2006, “A Touch of Slim”, Premio al Mejor Guión en Cannes 2013), ganadora del Premio Espiga Verde en la Seminci (Semana del Cine de Valladolid), que distingue a la película que muestra una mayor sensibilidad hacia la necesidad de proteger el planeta y los valores medioambientales, narra la compleja historia de amor entre Quiao Qiao y Guao Bin, desarrollada a lo largo de dos décadas en una China que está experimentando profundas transformaciones sociales, lo que inevitablemente tiene consecuencias personales.
Protagonizada por Zhao
Tao, musa del director, y Li Zubhin, “A
la deriva” es una epopeya poética y radical
y muy curiosa ya que, tras seis años sin rodar largometrajes, Jia
Zhangke se ha presentado en el último Festival de Cannes con esta historia formidable,
fabricada a base de fragmentos y descartes de sus anteriores películas. Simple
y radical “A la deriva” es el relato de un amor fallido que abarca veintiún
años de un país en transformación, ofreciendo una nueva perspectiva de la China
contemporánea, así como de las
experiencias individuales bajo los turbulentos cambios emocionales y sociales.
Considerado en el
cambio de milenio como “el mejor
cineasta del mundo” y “el Rossellini del siglo veinte”, Jia Zhangke regresa con
sus obsesiones habituales para contar –en tres partes, correspondientes a tres
épocas, como en sus anteriores películas- la historia de su generación (nació
en 1970), que es también la de su actriz fetiche Zhao Tao, y la de los
personajes que se repiten en todas sus obras.
En la ciudad minera de
Datong, en el norte de China, ella canta, baila y se exhibe -unas veces por
necesidad personal y otras para ganar algún dinero- en plazas públicas y
reductos donde los jóvenes beben cervezas a la salida del trabajo, en pequeños
locales semiclandestinos y en una destartalada y anticuada especie de “casa del
pueblo”, donde los hombres tienen entrada gratis y las mujeres les piden dinero
que después comparten con el organizador. En vísperas de los Juegos Olímpicos
de Pekín, él decide buscar trabajo en otra región del sur y le promete que, en cuanto se instale, volverá
a buscarla. Pero muy pronto él deja de responder a los mensajes de ella que,
cinco años más tarde, decide marcharse a
buscarle y llega hasta la zona portuaria del río Yang Tsé, donde se está finalizando la construcción de
la Presa de la Tres Gargantas, que se traga los pueblos enteros. Mientras
tanto, en otro lugar al sur, él está probando en distintos negocios, incluyendo
un trato con un político corrupto. .
« A la deriva » es una ficción que
parece un documental lleno de retratos de vida en la China actual. Es también
una película conceptual y un experimento rodado en parte durante la pandemia,
donde la música –desde la clásica a la tradicional, pasando por el pop, el karaoke,
el techno…- está siempre presente, hasta el punto de que, en muchos momentos, cumple la función de sustituir a los diálogos.
Rodada a lo largo de dos década, entre 2001 y
2022, es también la historia de un país en
mutación a gran velocidad, una epopeya poética y radical, tan desconcertante
como estimulante, que sigue a los amantes separados a través de las ciudades cuyos
inmuebles e infraestructuras están creciendo a una velocidad que parece
imposible. Cuando Qiao Qiao encuentra finalmente a Guao Bin, rompe con él. Ambos
han envejecido notablemente
« Me preguntaba –ha confesado el realizador
en una entrevista realizada en
Cannes con la publicación canadiense Le
Devoir- como darle sentido a mi existencia teniendo como telón de fondo las
espectaculares transformaciones que China ha experimentado en los últimos
veinte años. Me sentía perdido, tanto en la sociedad como en mi vida (…) Si
pensamos en lo que actalmente pasa en China, con los robots y la inteligencia
artificial, por no citar más que dos ejemplos, me sentía realmente desamparado
y necesitaba hallar la manera de reencontrarme(…) Una de la maneras que encontré
consistía en utilizar el tiempo como una herramienta narrativa, examinar nuestros
comienzos y después, lenta pero claramente, entender como hemos llegado hasta
aquí. De ahí la construcción de mi película en 2001, 2006 y 2022. Esa
estructura me ha permitido ver más claro y no sentirme perdido. En 2001
estábamos excitados, llenos de esperanza ante el nuevo milenio, lo que
contrasta fuertemente con la época de la pandemia del Covid-19, un periodo en
el que todo se paró. En el intervalo, pasamos por un período transitorio”.
Igual que
los territorios que van a ser sumergidos, la relación entre Qiao Qiao y Guao
Bin se da por terminada. Ella, sin embargo, considera necesario recorrer el
país para buscarle. “Solo al final de la odisea, Qiao Qiao será consciente de
que, a imagen del paisaje transformado , ella no es ya la joven enamorada
que Guao Bin abandonó tiempo atrás” (François Levesque,
ledevoir..com)
(1) “A la
deriva” estará en la cartelera madrileña a partir de mañana viernes 20 de junio
de 2025.
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