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El jueves
30 de noviembre de 2023 el Tribunal Supremo ruso ha prohibido el « movimiento
internacional LGTB+ » por considerarlo « extremista », lo que en
la práctica significa que a partir de ahora se podrá perseguir judicialmente y
condenar a penas de cárcel a homosexuales y transexuales, así como a los
militantes que defienden sus derechos.
Tras
una vista de algunas horas considerada “secreta”,
que ha tenido lugar a puerta cerrada y sin la presencia de ningún defensor, el
juez Oleg Nefedov ha sentenciado “reconocer como extremistas los movimientos
internacionales LGTB+ y sus filiales y prohibir sus actividades en el
territorio ruso”, precisando que la prohibición debe entrar en vigor “inmediatamente”,
según la información de la web del canal internacional Euronews que cita
fuentes de Agencia France-Press y de la estatal Ria Novosti que ha difundido
las declaraciones de un portavoz del Tribunal Supremo: “En la audiencia solo ha
intervenido un representante del Ministerio de Justicia, nadie ha hablado en
nombre de la defensa”.
A
mediados de noviembre, fue el propio Ministerio de Justicia ruso quien solicitó
a los jueces la calificación de “organización extremista” y la prohibición del “movimiento
internacional LGTB+” y de cualquier tipo de actividad que de defienda “las
causas” de opciones sexuales consideradas “no tradicionales”.
La ONU
se ha apresurado de “lamentar” la decisión subrayando que « nadie debería
ser encarcelado por trabajar en favor de los derechos humanos ».
Frente
a la “decadencia de Occidente” y cuando
Rusia se vuelve cada vez más dura en su persecución de los miembros del
colectivo LGTB+, su presidente, el dictador Vladimir Putin, presume de estar defendiendo los “valores
tradicionales”, una actitud que ha intensificado
a partir de la invasión de Ucrania por
el ejército ruso en los últimos días del mes de febrero de 2022, con una
represión que alcanza a cualquier manifestación, de palabra o escrita, que
critique la política del Kremlin.
En un comunicado, e el Alto Comisionado de la ONU para
los derechos humanos, Volker Turk, se ha apresurado a criticar la sentencia
judicial subrayando que « nadie debería ser encarcelado por trabajar en favor
de los derechos humanos, ni verse privado de sus derechos por su orientación sexual
o su identidad de género”, añadiendo que la decisión del Tribunal Supremo “expone a los defensores de los derechos
humanos, y a cualquiera que defienda los derechos de las personas LGTB+, a ser
considerado ‘extremista’, un término que tiene graves consecuencias penales y
sociales en Rusia”.
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