martes, 11 de octubre de 2016

"Después de nosotros" (L’économie du couple): deprimente guerra de sexos


No consigo entender los motivos que han llevado a traducir un título como “La economía de la pareja” (L’économie du couple) -un título particularmente bien elegido, y que explica por sí solo lo que nos espera en la pantalla- por “Después de nosotros”, máxime cuando se trata exactamente de eso: del reparto de los bienes en un matrimonio que se divorcia tras quince años de convivencia.

En fin, “Después de nosotros” es una película dirigida por el belga Joachim Lafosse (“Los caballeros blancos”, Concha de Plata en el Festival de San Sebastían 2015; “Perder la razón”, “Propiedad Privada”), un drama familiar muy conocido: una pareja decide que ya no se soporta más pero las desfavorables circunstancias de uno de ellos les obligan a seguir compartiendo vivienda. En medio, víctimas de esa situación, dos pequeñas que asisten, muchas veces asustadas, a las violentas discusiones de la pareja (Bérénice Bejó, “The Artist”, y Cédric Kahn, actor, guionista y realizador, “Un hombre de altura”) en torno al valor de la casa y lo que cada cual ha aportado.

“Una historia muy acorde con estos tiempos, en los que todo se cuantifica y se aprecia en valores jerarquizados, en detrimento de los sentimientos y los valores morales”, que reflexiona sobre la interacción de los afectos y el dinero, y que sucede en un ambiente cerrado. Pese a que a la casa se accede por un hermoso jardín, los protagonistas, sus hijas, una madre intrusiva que aparece esporádicamente prodigando consejos mal recibidos, y un grupos de amigos que comparten una cena, están atrapados en las cuatro paredes del apartamento causa de todos los litigios, lo que convierte la narración en una obra de teatro sofocante, con diálogos tipo “Kramer contra Kramer”.

Seguimiento de la desintegración de la pareja Marie/Boris, formada por una profesora de instituto y un contratista de obras -que se quiere arquitecto-, padres de dos gemelas de una decena de años; de origen burgués ella, y más modesto él, la tormenta estalla a la hora de valorar el inmueble donde viven, comprado por ella y reformado enteramente por él, para lo que el realizador dice haberse inspirado en su propia infancia de gemelo e hijo de padres divorciados.



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