“Si Dios quiere” (“Se Dio vuole”), divertida comedia
italiana dirigida por el hasta ahora guionista Edoardo Maria Falcone, y
protagonizada por un trío de bravos actores Marco Giallini (“No te muevas”),
Alessandro Gassman (“Caos calmo”, “Transporter 2”) y Laura Morante (“La
habitación del hijo”), ganó el Premio David de Donatello al Mejor Director Novel, el Premio del
Sindicato Italiano de Periodistas Cinematográficos en la misma categoría y el Premio del Público en el Festival de
Tokio.
Tommaso (Marco Giallini) es un cardiólogo respetado, algo
déspota, ateo convencido y liberal. Como buen italiano, su familia es muy
importante para él, pero está un tanto desilusionado de su mujer (Laura
Morante), quien con los años ha pasado de joven rebelde a señora burguesa
deprimida, y de su hija (Ilaria Spada), a quien considera literalmente “una
cretina”. Sus expectativas están concentradas en el hijo (Enrico Oetiker), brillante
estudiante de medicina que parece dispuesto a seguir sus pasos, hasta el día en
que el joven confiesa a la familia reunida que ha encontrado su vocación
religiosa gracias a un excéntrico cura (Alessandro Gassman) que, se supone, le
“ha lavado el cerebro”. Para el prestigioso cirujano comienza una “aventura de
la disuasión” que, naturalmente, discurrirá por caminos distintos de los
previstos.
Cuando toda la familia esperaba una confesión de
homosexualidad, que pensaban aceptar con toda naturalidad, el anuncio de la
“vocación” del chico rompe la tranquilidad y la rutina, haciendo que aparezcan
las incongruencias y frustraciones de todos los miembros del clan.
Evidentemente, este inicio significa también una afirmación del paso del tiempo,
y de la evolución de la sociedad, en este caso italiana. Como dice
acertadamente el crítico Diego Brodersen, en el diario argentino Página 12, de haberse rodado hace
treinta años o cuarenta años “no resulta difícil imaginar que la premisa de “Si
Dios quiere” hubiera sido exactamente la inversa”.
La historia, ciertamente original, en la línea de la
comedia italiana de toda la vida, se apoya en las interpretaciones de Giallini
y Gassman (ha tenido un buen maestro en casa), el narcisista cirujano y el
heterodoxo cura romano (al parecer inspirado en la figura de un tal Don Fabio,
sacerdote creador de la “predicación de los Diez Mandamientos”, quien desde
hace veinte años interesa a miles de personas, entre las que se encuentran
muchos jóvenes), encargados de poner al descubierto los “muchos vicios y pocas
virtudes de una sociedad moralmente a la deriva” (Alessandra Levantesi, La
Stampa).
Comedia de situación ligera y amable que no ha apreciado
toda la crítica italiana (“buenas intenciones, resultado modesto”, Massimo
Girardi, Cinematografo.it), con algunos toques de drama familiar e
incomprensión entre generaciones, “Si Dios quiere” empieza con la idea del
equívoco para continuar con la creación de identidades.
No hay comentarios:
Publicar un comentario