Entre los detenidos se encuentran el magnate de los medios
de comunicación de la isla Jimmy Lai, de 70 años y otros directivos del grupo,
cuyos periódicos han sido objeto de un detallado registro policial.
Los militantes pro-democracia de Hong Kong consideran
esta ley como la respuesta del gobierno conservador y autoritario de Pekín a
los meses de manifestaciones que sacudieron el territorio semiautónomo en 2019.
El texto aprobado en la Asamblea Popular (Parlamento) china, que entró en vigor
el pasado 1 de julio, da a las autoridades más poderes para reprimir cuatro
tipos de delitos contra la seguridad del estado: la subversión, el separatismo,
el terrorismo y la connivencia con fuerzas extranjeras, y acaba con el principio
de “Un país, dos sistemas” establecido
en la retrocesión del territorio en 1997 que garantizaba a los hongkoneses, hasta
2047, una serie de libertades que no disfrutan los chinos continentales.
Jimmy Lai, a quien muchos militantes pro-democracia de
la isla consideran un héroe por resistir frante al poder del Partido Comunista
Chino (PCC) con sus dos publicaciones más emblemáticas, el tabloide diario
Apple Daily y la revista Next, y a quien las autoridades chinas califican
regularmente de “traidor” e “instigador de las protestas”, fue
conducido por la policía hasta la sede del grupo, en la zona industrial de
Lohas Park, y en su presencia procedieron a identificar a todos los periodistas
presentes y a registrar los locales de las redacciones.
Por otra parte, hace ya unos días que varios editores
de Hong Kong se plantean la posibilidad de trasladar sus negocios a Taiwan, en
teoría un “territorio independiente administrado por la República Popular de
China desde 1949”, para que intelectuales y escritores de la isla puedan seguir eludiendo la férrea
censura del PCC y no les alcance la alargada sombra de la nueva Ley de
Seguridad Nacional.
Según la información publicada n el boletín cultural
de France Télévisions, “el poder central chino no ha escondido nunca la hostilidad
que siente por los libros irreverentes que salen de las imprentas hongkonesas.
Nadie olvida las desventuras de cinco trabajadores de la editorial Mighty
Current, especializados en títulos satíricos sobre la vida privada de los dirigentes
chinos, que a finales de 2015 “desaparecieron” durante varios meses en manos de
la policía china. A uno de ellos, llamado Lam Wing-kee, le autorizaron el
regreso a su casa, ocho meses más tarde, con la condición de que regresara a
Pekín con la lista de los clientes de la empresa; en lugar de eso, lo que hizo
fue convocar una rueda de prensa y
denunciar lo que tanto él, como sus compañeros, estaban pasando “secuestrados”.
En abril de 2019 se exilió a Taipei donde abrió una librería en el mes de
abril.
Las Ley de Seguridad Nacional ha servido para agravar
el clima de miedo generalizado en el territorio semiautónomo, al extender sus
competencias a distintos sectores. Por ejemplo, escuelas y bibliotecas han recibido
la orden de revisar sus colecciones de libros y retirar los títulos que puedan
infringir la ley, como es el caso de los textos de militantes pro-democracia
como el líder del movimiento Joshua Wong.
Breakazine, publicación trimestral sobre los problemas
sociales de Hong Kong, ha anulado la publicación del número de julio 2020, y
sus directivos no están seguros con respecto al de octubre, que se encuentra en
preparación “por falta de certezas sobre a nueva legislación”.
Liu Gi, director y propietario de la editorial Aline
Publishing, domiciliada en Taipei, ha
explicado a France Télévisions que cada vez son más los autores hongkoneses que
llaman a su puerta, y entre ellos el colectivo de Our Last Evolution, que recurrió
a él en junio de 2020, antes de la promulgación de la Ley. Para Liu Gi estamos
ante un cambio histórico no exento de ironía: « Cuando Taiwan se
encontraba bajo la ley marcial, los libros prohibidos aquí se publicaban en Hong
Kong y se metían de contrabando en Taiwan. La historia se repite al revés »,
y cita el ejemplo del libro titulado « Umbrella Uprising », sobre las
manifestaciones.
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