miércoles, 13 de noviembre de 2019

Feministas impiden el preestreno en París de la última película de Roman Polanski


Un colectivo de unas decenas de feministas ha impedido, manifestándose el 12 de noviembre de 2019 ante el cine Le Champo, en el distrito V de París, el preestreno de la película “J’accuse”, de Roman Polanski.

Vestidas de negro y exhibiendo  pancartas con los nombres de las mujeres que acusan a Polanski de violación, las manifestantes han hecho un llamamiento  a todas las salas de cine “para que dejen de proyectar la obra de un violador”. Tras unos minutos de enfrentamiento entre las manifestantes y algunas personas que acudían al cine y defendían su derecho a ver la película, la dirección de Le Champo decidió anular el pase de la película.

Hace unos días, el realizador francés de origen polaco, fue acusado por la actriz Valentine Monnier de haberle violado en 1975, cuando ella tenía 18 años. Una acusación que se suma a las varias que pesan sobre Polanski, la primera – que le impide desde finales de los años de 1970 poner un pie en Estados Unidos, donde existe una orden de busca y captura- la de la adolescente de 13 años Samantha Gailey en 1977, resuelto hace tiempo en la vía civil mediante un acuerdo con indemnización millonaria, pero pendiente de resolución penal.

“J’accuse”, el título de la última película de Roman Polanski premiada en el Festival de Venecia de septiembre pasado (1), hace referencia al artículo homónimo publicado por el escritor Emile Zola en el periódico “L’Aurore” el 13 de enero de 1898, en forma de carta abierta al presidente de la Republica, Félix Faure, sobre el flagrante caso  de antisemitismo montando contra el oficial Alfred Dreyfus, de confesión judía, acusado erróneamente en 1894 de ser espía alemán y condenado a cadena perpetua en la Isla del Diablo, en la Guayana Francesa. Identificado tres años más tarde el verdadero traidor, un tal comandante Walsin Esterhazy, quien fue declarado no culpable  en un Consejo de Guerra en 1898. A pesar de que las acusaciones contra Alfred Dreyfus quedaron sin efecto en una revisión del caso en 1890, no fue rehabilitado hasta 1906 por un tribunal de casación.

La escandalosa sentencia del comandante Esterhazy fue lo que provocó el artículo “J’accuse” de Emile Zola -en el que acusaba directamente a diez personas, entre ellas el  ministro de la Guerra y el jefe del estado Mayor del ejército- quien, tras un juicio por infracción de la ley de prensa vigente entonces, fue condenado a la pena máxima solicitada y se exilió en Londres.

No son pocos los comentaristas franceses que han querido ver en la película “J’accuse” un intento de Polanski, que hoy cuenta 86 años y vive desde hace muchos años en Suiza,  por establecer algún tipo de paralelismo con la supuesta persecución que hay contra él por las acusaciones de violación, que siempre ha negado, y rehabilitar su honor y su dignidad ante un público y unos medios de comunicación franceses que, pese a apreciar enormemente su obra cinematográfica, periódicamente vuelven sobre los casos que tiene pendientes. Invitaciones a programas anuladas, cineastas que excusan su asistencia para no coincidir con él en los platós “Las acusaciones contra Roman Polanski embarazan al cine francés”, titula la web de la televisión pública francetvinfo.fr una de sus informaciones sobre la promoción de la película.


Tras aquel pimer caso de 1977, cuando Samantha Gailey confesó haber sido violada por Polanski en el transcurso de una fiesta en la villa del actor  Jack Nicholson en Hollywood, otras cuatro mujeres han acusado al realizador, la última de ellas la fotógrafa y actriz francesa Valentine Monnier.

La reapertura del primero de los casos en 2009, casi cuarenta años después de los hechos, y la demanda de extradición a Estados Unidos que está vigente desde entonces y que ha impedido que Polansky haya podido viajar a ese país, han provocado nuevas reacciones, entre ellas una detención en 2009 en Zurich, donde pasó dos meses en la cárcel y ocho más en residencia vigilada en su chalet de Gstaad, la evidencia de que el mundo del cine ha decidido mayoritariamente no contar con él, hasta el punto de excluirle de la Academia de los Oscars en 2018.

En 2010, en pleno Festival de Cannes la actriz británica Charlotte Lewis acusó a Polanski de “abuso sexuales” durante un casting organizado en su casa en 1983, cuando ella tenía 16 años. En 2017, dos  mujeres, una que se presentaba a los medios con el pseudónimo de Robin, le acusaba de agresión sexual en 1973, cuando ella tenía 16 años; y Renate Langer, una exactriz, denunció haber sido agredida en 1972, en Gstaad, cuando tenía 15 años. Para la justicia suiza, estas tres acusaciones han prescrito.

La última denuncia tiene apenas unos días : la exactriz y fotógrafa en ejercicio Valentine Monnier , de 63 años, en un artículo publicado en el diario Le Parisien el 9 de noviembre de 2019, ha acusado  a Roman Polanski de haberla golpeado y violado en 1975 en Suiza, cuando tenía 18 años. Monnier, que  nunca habló de lo ocurrido ni  denunció los hechos, que ya han prescrito, ante la justicia, dice haberse decidido a hablar precisamente por el estreno en Francia de la última película de Polanski, « J’accuse »(2), que trata del sonado error judicial que fue el “caso Dreyfus” en los últimos años del siglo XIX.

 (1)Después de cuestionar la presencia del cineasta en la Mostra de Venecia, la presidenta del jurado, Lucrecia Martel, no se opuso a que se le entregara el Gran Premio del Jurado, segundo de los galardones del certamen.  
(2) Con el título “El oficial y el espía”, la película se estrenará en España en diciembre de 2019.




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