sábado, 27 de julio de 2019

«Quien me quiera que me siga», de José Alcalá: la hora de los seniors


Romance sentimental, no exento de tópicos,  en torno a un triángulo amoroso de sexagenarios que viven en un pueblo del sur de Francia.

No resulta  muy fácil sentir simpatía por los protagonistas de esta especie de comedia a la italiana, por estos tres « venidos a menos »; al final se consigue porque están llenos de encanto. Interpretados por  tres buenos actores -Daniel Auteil (“Jean de Florette”, “Una razón brillante »), Catherine Frot (“Marguerite”,« Dos mujeres ») y Bernard Le Coq (“Acordarse de cosas bellas”, « Caché »)-, dirigidos por el francés José Alcalá,  los personajes de “Quien me quiera que me siga” están empeñados en demostrar que la madurez también puede generar momentos de felicidad. Y de vez en cuando se agradece encontrar una visión optimista del presente.

La historia, escrita por el director en colaboración con Agnès Caffin y Antoine Lacomblez, gira en torno a Gilbert y Simone, un matrimonio que vive una conflictiva jubilación en un tranquilo pueblo. El enfado permanente del marido, la falta de dinero y la partida de Étienne (vecino y amante), empujan a Simone a abandonar su hogar. Es entonces cuando Gilbert se da cuenta de que está dispuesto a todo con tal de recuperar a su mujer, su verdadero amor.

En el género de “comedia popular”, que tanto éxito cosecha siempre en Francia, como en Italia o España, este tercer largometraje de Alcalá se sale un poco de los estereotipos habituales: la mujer, el marido y el amante son trabajadores (proletarios, dicen los franceses precisando) jubilados. Más que problemas morales lo que tienen son problemas de amor y dinero (y de la eterna soledad que nos persigue también cuando estamos rodeados de gente). Más que distinguirse del rebaño, lo que pretenden es escapar a lo que los demás les quieren imponer.



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