"Hong Kong way", cadena humana del 24 dagosto 2019 |
Este fin
de semana ha sido una cadena humana que ha recorrido diferentes barrios de Hong
Kong. Como en anteriores ocasiones –y van once sábados seguidos- se trata de
mostrar al mundo su rechazo al gobierno local, que apoya las decisiones del de
la República Popular de China. Una cadena humana de 40 kilómetros, bautizada
como «Hongkong Way», en recuerdo de aquella «Baltic Way» que hace exactamente
treinta años evidenció el enfrentamiento de las repúblicas bálticas –Lituania,
Letonia y Estonia- con la Unión Soviética, y la demanda de una libertad que aún
tardarían dos años en conseguir (En aquella, más de un millón de participantes
se dieron la mano durante más de 600
kilómetros, entre Vilnius, Riga y Tallín).
Aparte la
longitud y los participantes, la diferencia entre ambas cadenas han sido los
teléfonos móviles, inexistentes en 1989. Ahora, en cambio, han sido muchos los
manifestantes que han mantenido encendida la linterna de su smartphone, en esta
contestación pacífica que ha querido recordar que el gobierno local de Carrie
Lam, pro-Pekín, no responde a sus demandas de más libertad y más democracia.
Hay que tener en
cuenta también que estas manifestaciones de Hong Kong tienen lugar al tiempo que crecen las tensiones entre los
gobiernos de Chinas y algunas potencias occidentales: mientras Canadá denuncia
que las autoridades han detenido a un empleado de su consulado en Hong Kong,
Pekín acusa a “Gran Bretaña y otras naciones extranjeras” de injerencia en sus
asuntos en el territorio autónomo.
Además, la
incidencia de las protestas en la actividad económica del territorio supone un
desafío sin precedente para el presidente chino, Xi Jinping, en el poder desde
2012, a quien los manifestantes recuerdan una vez más sus cinco
reivindicaciones: retirada definitiva del proyecto de ley de extradición,
investigación independiente sobre la violencia policial en la represión de las
manifestaciones, dejar de utilizar el término “motín” para referirse a las
concentraciones semanales, sobreseimiento de los cargos imputados a los
detenidos en las manifestaciones y reforma política que garantice la vigencia
del principio “un país, dos sistemas”, hoy amenazado por las presiones del
gobierno central chino.
Los
tatuajes como manifestación del compromiso
Paraguas, flores, máscaras de gas, cascos… los
jóvenes hongkoneses se están tatuando motivos que denoten su apoyo al
movimiento de protesta. Si
los policías utilizan porras, gases lacrimógenos y pelotas de goma, los
manifestantes han respondido con rayos
laser para cegarles, máscaras, ladrillos, cócteles Molotov y tatuajes.
Uno de los
dibujos más demandados es la flor estilizada de color blanco y cinco pétalos
llamada bauhinia, que figura tanto en el escudo del territorio como en el de la
República Popular, solo que este último lleva una estrella en cada uno de los
pétalos. Y, naturalmente, los dos
caracteres chinos que significan “Hong Kong” o “valor”, dependiendo de que se
lean horizontal o verticalmente.
« El
arte es una fuerza- ha declarado un especialista del tatuaje que dice hacerlo
gratis para los manifestantes- Es una fuerza para difundir una idea, para
emocionar e inspirar a las personas ».
Twitter y Facebook: armas de Pekín contra
la protesta
Las
autoridades chinas han utilizado cerca de un millar de cuentas de Twitter y
páginas de Facebook para desacreditar y dividir a los manifestantes
pro-democracia en Hong Kong, según una información publicada en el diario
francés Libération que cita fuentes de ambas redes sociales.
Twiiter
y Facebook han acusado al gobierno de X Jinping de sembrar cizaña en la ex
colonia británica al tiempo que anunciaban la suspensión de cerca de mil
cuentas que estaban participando en la campaña: “Esas cuentas buscaban
deliberada y específicamente sembrar la discordia política en Hong Kong y minar
la legitimidad y las posiciones políticas del movimiento de protesta sobre el
terreno”. Palabra de Twitter, que ha cerrado 936 cuentas y recuerda la
contradicción que supone la creación de estas cuentas con el hecho de que la
red social está prohibida por el régimen de Pekín.
Por su
parte, Facebook, que ha suprimido siete páginas, cinco cuentas y tres grupos de
individuos “asociados al gobierno de Pekín”, seguidos por unas 15.500
personas, ha precisado que algunas de
las cuentas suspendidas comparaban a los manifestantes con combatientes
terroristas de Daesh, calificándoles de “chivatos”.
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