"Si ese chico fuera el ex de
mi mujer, me dispararía un tiro en la cabeza” (Thomas Haden Church, el jefe del
protagonista en la emisora)
Decididamente,
la película de estas navidades es la séptima entrega de Star Wars (pese a que
no le ha gustado nada al creador de la saga, George Lucas, que la ha calificado
de “retro” y ha dicho que detesta a la factoría Disney por haberla producido; y
supongo que a J.J. Abrams por dirigir y escribir el guión). Quizá, ante lo
inevitable, la mayor parte del resto de los estrenos de la última semana de
2015 son cuando menos innecesarios.
El
calificativo vale también para Padres por desigual –espantoso título en
castellano para una película que en inglés se llama Daddy’s Home-, comedia
estadounidense dirigida por Sean Anders y John Morris (¿Cómo matar al jefe?),
protagonizada por Mark Wahlberg y Will Ferrell, que ya compartieron cabecera de
cartel hace cinco años en Veri Bad Cops, y Linda Cardellini. Y que retoma el
tema de la competición entre los dos padres de una familia –el biológico y el
nuevo marido de la madre- para ver quién es realmente el macho Alfa de ese
pequeño mundo doméstico.
Brad
(Will Ferrell) es un ejecutivo de radio que se esfuerza por convertirse en el
mejor padrastro de los dos hijos de su esposa. Hasta que de pronto aparece
Dusty (Mark Wahlberg), el despreocupado e irresponsable padre de los pequeños y
ambos se enzarzan en una lucha abierta por el afecto de los niños. Brad es un
tipo amigable, sonriente, más bien sedentario, mientras que Dusty es el motero
viril (habría mucho más que decir sobre la idea simplista de esta virilidad
“moderna” que se identifica marchando sobre dos ruedas, con los brazos al aire
cubiertos de tatuajes) y todo músculo. Los niños tienen sus predilecciones
divididas, como todos los críos, dependiendo del momento.
Película
presuntamente familiar y más que previsible, que pretende poner la pincelada de
humor –del humor hollywoodiense de siempre- en las pantallas de unos días en
que los niños tienen vacaciones y los padres les meten en el cine para que pase
el tiempo rápidamente. El problema es que ni siquiera es una buena comedia, el
ritmo es demasiado lento, la historia demasiado “básica” como he leído en una
reseña inglesa (un crítico francés dice que le da dentera), aparte de que el
asunto se presta más a escribir una historia satírica, o en todo caso muy
crítica, que a convertirla en comedia. El papel de ambos de ambos actores es un
auténtico “papelón”.