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“Expandir energía positiva para construir
el Sueño Chino”
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Desde
sus comienzos, el uso que los ciudadanos han hecho de Internet ha sido una de
las grandes preocupaciones del régimen chino, que no ha dudado en reprimir a
los internautas, mediante detenciones y encarcelamientos, el uso de una férrea
censura y el despliegue de un cuerpo de policía especializada, que cuenta con
más de 10.000 agentes. Evidentemente, la evolución de la tecnología va muy por
delante de la represión del régimen chino que, ante lo inevitable, ha decidido
sacarle el mayor partido posible.
Desde
2014, “la difusión de energía positiva en la sociedad” se ha convertido en una
estrategia de propaganda preconizada por el presidente chino Xi Jinping.Las
Redes chinas cuentan ahora con millones de “voluntarios” que publican mensajes
“amistosos” del Partido Comunista Chino, escribe en el digital Global Voices su
corresponsal en el país Oiwan Lam.
“Pero
la energía positiva no puede hacer gran cosa contra las noticias deprimentes
que dominan como la niebla tóxica que envuelve Pekín y algunas zonas del norte
de China”. Para luchar contra ellas, el portavoz de la Oficina estatal de
Información de Internet, Jiang Jun, ha pedido a las empresas que operan en los
terrenos de la tecnología de la información e Internet que dediquen una parte
de sus ingresos a «donaciones caritativas para los que difunden buenas noticias».
En una reunión celebrada a finales de noviembre de 2015, a la que asistieron
los principales portales digitales, páginas informativas y empresas online, y
entre ellos AliBaba, Baidu y Sina, Jiang criticó a los operadores por su falta
de apoyo a la idea.
Actualmente,
la mayor parte de las empresas que trabajan en las nuevas tecnologías, lo mismo
que los gigantes de Internet, tienen servicios para sensibilizar al público con
relación a los grupos sociales más desfavorecidos y promocionan recogidas de fondos
para las organizaciones que, por ejemplo, acuden a socorrer a los afectados por
las catástrofes. «Sin embargo,dice Oiwan Lam, canalizar recursos hacia los que
difunden buenas noticias implica que esas empresas paguen a los propagandistas
online del gobierno y del Partido» (al que por cierto se conoce popularmente
como el Partido de los 50 centavos, porque hubo un tiempo en que pagaba esa
cantidad a los confidentes y delatores).
Sobre
todo, porque la propia definición de “buenas noticias” es muy discutible. La
página China Digital Times señaló recientemente un ejemplo de la forma en que
los medios de comunicación públicos transforman las malas en buenas noticias:
“La información se refería a un pobre hombre que educaba solo a su hija pequeña.
La historia fue presentada como #positiveenergy en Weibo, una red social china
muy popular. Pero resultaba que el tipo, un miserable de los que se buscan la
vida hurgando en los basureros, había violado a una minusválida, con la que
tuvo a la niña, que posteriormente escapó abandonándoles”.
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