Los sindicatos estiman que los suicidios fueron 35, que hubo doce intentos más fallidos y que ocho trabajadores cayeron en una depresión profunda que les obligó abandonar el trabajo
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Protestas por los suicidios en France Télécom |
El tribunal Correccional de
París ha condenado este 20 de diciembre de 2019 a la empresa France Télécom,
hoy Orange, su antiguo Presidente y Director general, Didier Lombard, y otros
seis altos cargos de la compañía, entre ellos el número dos, Louis-Pierre
Wenes, y el Director de Recursos Humanos, Olivier Barberot, por el acoso moral a los empleados que al final
de la década del 2000 causó una crisis
social en el interior de la compañía y llevó al suicidio de al menos diecinueve
empleados (los sindicaros estiman que los suicidios fueron 35, que hubo doce intentos más fallidos y que ocho
trabajadores cayeron en una depresión profunda que les obligó abandonar el trabajo).
En su calidad de persona
moral, la empresa deberá pagar una multa de 75.000 euros y los directivos
cumplirán cuatro meses de cárcel incondicional y pagarán 15.000 euros de multa.
Sébastien Crozier, presidente del sindicato CFE-CGC Orange,
espera ahora que la “jubilación dorada” de 350.000 euros anuales de Didier
Lombard vaya a parar a un fondo para indemnizar a las familias de las víctimas.
El juicio se ha centrado en
la investigación de los años 2007-2010 y los planes destinados a transformar
France Télécom en tres años con el objetivo, entre otros, de provocar 22.000
despidos y los cambios de destino y función de otros 10.000, de un total de
120.000 asalariados. El tribunal ha considerado que los medios utilizados para
lograr las bajas voluntarias o los despidos “estaban prohibidos”, y que en realidad
lo que se llevó a cabo fue una “reducción de efectivos a marchas forzadas”
mediante un plan de degradación de las condiciones laborales que creó “un clima
de ansiedad” generalizado, y convirtió a France Télécom en el símbolo del sufrimiento
en el trabajo.
Los dirigentes de France
Télécom pusieron en marcha un amplio programa de reestructuración: Los planes
NExT y Act, cuyos métodos han sido objeto del juicio. La primera denuncia, presentada
en 2009 por el sindicato SUD, hablaba de una “gestión de extraordinaria
brutalidad”. En 2006, el hoy condenado Didier Lombard, en un discurso ante los
ejecutivos de la firma, aseguraba que “los
despidos se harán de una manera o de otra, por la puerta o por la ventana”.
Los jueces de instrucción
detallaron los “dispositivos de desestabilización del personal”, los “excesivos
controles”, la “marginación” de los trabajadores, las “múltiples reorganizaciones”,
etc.
Todo empezó en 2004 cuando el estado redujo su
participación en la empresa pública France Télécom a menos del 50%, lo que
equivalía a una privatización en toda regla y la necesidad de reducir gastos.
Pero los empleados de France Télécom eran funcionarios y “no se les podía despedir por motivos económicos”.
Así las cosas, en 2005 fue nombrado Presidente Didier Lombard, quien puso en
marcha el plan de reorganización NExT “para una nueva experiencia de las
telecomunicaciones”, y el plan Act (Anticipación y competencias para la
transformación), que afectaba directamente a los recursos humanos. En octubre
de 2006, ante 200 cuadros reunidos en París, Lombard anunció que en tres años
se iban a suprimir 22.000 puestos “sin despidos”, 14.000 trabajadores iban a
cambiar de puesto o de localización geográfica y se iban a contratar 6.000 “nuevos
talentos”. La justicia ha calificado de “funesta” la famosa frase de que los
empleados saldrían “por la puerta o por la ventana”, porque de hecho es lo que
ocurrió literalmente: algunos de los 19 suicidios comprobados consistieron en
un salto al vacío, en sus domicilios e incluso en la propia empresa.
Los planes NExT y Act se tradujeron en « incitaciones
repetidas a la dimisión », « maniobras intimidatorias »,
movilidad forzosa y encargos en categorías inferiores; unas prácticas que « provocaron
o acentuaron en muchos trabajadores un sufrimiento que se manifestó de diversas
formas, siendo la más dramática el suicidio”.
En
2005 France Télécom abrió una « escuela de gestión » para llevar a cabo los planes. Miles de cuadros
superiores se formaron en los nuevos métodos destinados a convencer a los
empleados que se resistían a marcharse voluntariamente en seis etapas que, por
lo visto, ya había descrito la psiquiatría: negativa a entender, resistencia, decomprensión, resignación, integración
y, finalmente, aceptación del cambio. Los
cursos incluían también una serie de “astucias” para conseguir que los
trabajadores se marcharan, como fijar objetivos irrealizables, retirar
las sillas de la oficina, degradar a los empleados y ponerles a las órdenes de
quienes antes eran sus subalternos: “Había que romper a las personas para
obligarlas a marcharse”, declaró a
FranceInfo Sébastien Crozier, presidente del sindicato CFE-CGC Orange.
En esa fase no fueron pocos los asalariados que se
fueron de la empresa. El caso saltó a los medio tras el suicidio de un contingente
importante y, en especial, en julio de 2009, cuando un técnico marsellés se
suicidó dejando escrito que se estaba poniendo en práctica “una gestión
mediante el terror”. Siempre en su línea
de frivolizar con el drama, en septiembre de 2009 Didier Lombard habló de “una
moda de suicidios”. La expresión, que lamentó al día siguiente, dio pie a
investigaciones que sacaron a la luz una serie de dramas personales :
Jean-Michel, de 53 años, se había arrojado al tren el 2 de julio de 2008
después de hablar por teléfono con un sindicalista; Stéphane, de 32 años, se
arrojó por la ventana de su despacho el 11 de septiembre de 2009, tras enviar un
correo electrónico a su padre: “Mi jefe no lo sabe pero yo seré el 23
asalariado que se suicida. No acepto la nueva organización del servicio,
prefiero morir ». El 9 de septiembre del mismo año, Yonelle Dervin, un técnico
al que acababan de comunicar el traslado, se levantó en medio de una reunión,
pidió disculpas a sus compañeros, sacó un cuchillo y se lo clavó en el vientre.
Es cierto que algunos cuadro intentaron alertar a la
dirección sobre el preocupante estado de algunos trabajadores. Un ex director
regional, entrevistado en la revista LesInrocks en 2010, aseguró haber explicado
la situación a Recursos Humanos en 2006, lo que le valió recibir amenazas: “Harán
de todo para que te marches, y si no te destruirán”. Enjulio de 2007, el diario
Le Monde explicaba que los sindicatos denunciaban que se estaba poniendo en
peligro la salud de los trabajadores de France Télécom. Al año siguiente, tras
los primeros suicidios, hubo quejas de médicos del trabajo, asustados por el
gran número de empleados que tomaban ansiolíticos, antidepresivos y somníferos. Algunos médicos escribieron a la dirección que había « un
clima de violencia persistente (…) con efectos sobre la salud mental y física
de los trabajadores ».
La situación se prolongó durante un par de años más. En
2010 se ahorcaron en su domicilio Dominique y Annie, ambas de 53 años. En abril
de 2011, Rémy, de 56 años, se inmoló a lo bonzo delante de una oficina de France
Télécom en Gironde… Aunque la investigación judicial se ha centrado en los
casos de 39 empleados, el Observatorio del stress y la movilidad forzada
(creado por los sindicatos CFE-CGC y Sud-PTT) tiene constancia de más de
sesenta suicidios y cerca de 40 tentativas más.
Preguntados por FranceInfo, los sindicatos sitúan el
final del período de “catástrofe social” en febrero de 2011, cuando Didier
Lombard renunció a su cargo de Presidente y Director General, siendo
reemplazado por Stéphane Richard, quien abandonó los planes NExT y Act. "Evidentemente, el
período 2008-2009 sigue en la cabeza de todos », asegura ahora el delegado
sindical Cédric Carvalho. Una afirmación que comparte la actual dirección de
Orange: “La experiencia fue traumática para todos”, según Jean-Bernard Orsoni, portavoz del grupo.