No
solo no denuncia en ningún momento la xenofobia sino que, peor, nos
“desculpabiliza”. Dejando así a las ideas nauseabundas la libertad de circular
con toda tranquilidad.
(Nouvel Obs)
“Dios mío,
¿pero qué te hemos hecho ahora?” ("Qu'est-ce qu'on a encore fait au Bon
Dieu?"), segunda parte (secuela) de esas que nunca fueron buenas cuenta,
como la primera, con el protagonismo de Christian Clavier (“Los visitantes”, “Asterix
y Obelix contra César”) y Emilie Caen
(“Intocable”) -que hacen lo imposible por salvar lo insalvable, sin conseguirlo-,
además de Chantal Lauby (“La jaula dorada”), Ary Abittan (“Con los brazos
abiertos”), Medi Sadoun (“Ma culpa”), y
la dirección de Philippe de Chauveron.
La familia Verneuil, Claude
y Marie, están dispuestos a lo que sea para impedir que sus yernos –de cuatro
razas y cuatro culturas diferentes- se vayan de Francia a buscar fortuna en
otro país, llevándose a sus mujeres e hijos.
Un guión muy pobre que no funciona ni siquiera a base
de topicazos, gracietas del tipo políticamente incorrecto, resortes cómicos
vistos una y mil veces en películas mejores, y también peores, sucesión
ininterrumpida de diálogos que marean la perdiz hasta volverla loca,
patrioterismo de saldo, ideología rancia, “chauvinismo” y autosatisfacción de
una cultura que se cree superior.
En resumen, que en todas partes cuecen habas y también
existe un “cine de barrio” a la francesa que roza el mal gusto y desconfía de
la inteligencia del público, con la manida excusa de “lo popular”. Allí, como
aquí, circula “el triste cliché de que las comedias populares se dirigen a una
mitad del país al tiempo que sirven para que la otra mitad destaque” (Les
Inrocks). ¡Y pensar que hubo un tiempo
en que presumíamos de ir a ver una película francesa!
La promoción es la promoción. Yo entiendo que quienes
tienen que vender el producto subrayen críticas como “es incluso mejor que su
predecesora” (Le Figaro), todas de la prensa conservadora por cierto; pero
ellos también tienen que entender que yo –horrorizada, porque la película me ha
parecido mala sin paliativos- en ese mismo tipo de prensa encuentre apoyos como
el de Paris Match: “Roguemos al buen Dios que nos ahorre la tercera parte”.
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