Frontera auténtica entre Rusia y Finlandia |
La superchería –dice el artículo del diario británico
The Independent que ha desvelado el fraude- finalizó el pasado 28 de noviembre
de 2019 cuando la policía rusa detuvo a cuatro migrantes que vagaban perdidos
por un bosque que creían perteneciente a la UE. El « pasador » -que
fue detenido un poco más lejos- les abandonó nada más pasar la línea imaginaria
dejándoles una balsa hinchable « por si acaso ».
El hombre que inventó la frontera cobró más de 10.000
euros a cada uno de los migrantes. Trasladados todos ante la justicia de San
Petersburgo, los migrantes fueron castigados a pagar una multa y la expulsión
del territorio, y el « pasador » acusado de fraude se encuentra en
espera de juicio.
Por lo visto, en los últimos meses ha aumentado
considerablemente el número de migrantes que eligen “el norte” para entrar en
la Unión Europea. Según la información de The Independent, diariamente lo
intentan entre 60 y 70 personas llegadas de Siria, Irak y Afganistán, que
cruzan la frontera entre Rusia y Finlandia con la esperanza de llegar a
Noruega, puerta de entrada al espacio Schengen.
Esta historia es solo una anécdota más en la triste
historia de los flujos migratorios procedentes de países donde sus habitantes
sufren guerras, persecuciones o hambre. Los principales caminos elegidos por
los migrantes que persiguen el sueño europeo siguen siendo el que va de Libia a
las costas italianas, el que pasa por Turquía y el que desemboca en España, tanto
en las costas como en las islas.
Desde 2014 han llegado a las costas europeas más de
1.800.000 migrantes; en los últimos años está disminuyendo ligeramente el
número. En el mismo período, 17.000 personas han perdido la vida ahogadas en el
mediterráneo, según la OIM (organización Internacional para las Migraciones).
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