El expresidente paquistaní general Pervez Musharraf, de 76 años, exiliado
en Dubai desde 2009, ha sido condenado a muerte en rebeldía por « alta
traición », según ha anunciado este 17 de diciembre de 2019 la radio
pública paquistaní. La condena, según su abogado Akhtar Shah, está motivada por
“la decisión que tomó el 3 de noviembre de 2007 cuando declaró el estado
de urgencia en el país”.
"Tenía
inmunidad. Era el jefe del Estado Mayor, el presidente de Pakistán y el
comandante supremo de las Fuerzas Armadas », ha añadido su abogado,
explicando que Pervez Musharraf, exiliado y enfermo, “quería regresar a
Pakistán para declarar, pero necesitaba que garantizaran su seguridad”.
Tras
un golpe de estado militar no violento, Pervez Musarraf, considerado un
dictador, estuvo dirigiendo los destinos de Pakistán entre el 12 de octubre de
1999 y el 18 de agosto de 2008, aunque oficialmente solo fue Presidente de la
república desde el 20 de junio de 2001. Acusado en un primer momento del
asesinato de Benazir Bhutto en 2007, después de la derrota electoral en 2008 de
la Liga Musulmana de Pakistán, el partido que le apoyaba, dimitió cuando la
coalición parlamentaria pretendía iniciar un proceso de destitución contra él.
A principios de 2009 se exilió en Dubai y después en Londres, desde donde creó
un nuevo partido, La Liga Musulmana de Todo Pakistán, invocando la defensa de
la unidad nacional frente al terrorismo islamista.
Tras
anunciar varias veces su regreso para presentarse a las elecciones, finalmente
lo hizo el 24 de marzo de 2013, a pesar
de las amenazas de muerte de los talibanes y de que su candidatura fue invalidada por la Comisión electoral. En
enero de 2016 quedó en arresto domiciliario en espera de un proceso por varios
asuntos, entre ellos el asesinato de un jefe tribal rebelde. El 18 de marzo de
2016 abandonó de nuevo Pakistán para refugiarse en Dubai, oficialmente por
razones de salud, y desde 2017 era considerado “fugitivo” por la justicia de su
país. Al no presentarse a varias convocatorias judiciales, fue amenazado de
arresto si regresaba al país. La Comisión electoral rechazó su candidatura para
las elecciones de 2018 y Musharraf abandonó la presidencia de su partido
argumentando que no podía dirigirlo desde el extranjero.
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