Político y hombre de letras, como
otros varios de sus contemporáneos latinoamericanos, el mexicano Agustín Yañez
(1904-1980) fue gobernador de Jalisco y Secretario de Educación Pública entre
1964 y 1970. Su intenso trabajo político no le impidió dedicarse a su otra
pasión, la literatura, con una prolífica publicación de títulos como "Al
filo del agua" (1947) , novela histórica sobre la realidad mexicana en su
última etapa porfirista y el surgimiento de la Revolución Mexicana, su obra más
reconocida; "Espejismo de Juchitán (1940)", "Flor de juegos
antiguos (1942)", "Melibea, Isolda y Alda en tierras cálidas
(1946)", "Los sentidos del aire (1948)", "Archipiélago de
mujeres (1943)", "La creación (1959)", "La tierra prodiga
(1960)", "Ojerosa y pintada (1960)", "Las tierras flacas
(1962)", "Perseverancia final (1967)" y "La vueltas de
tiempo (1973)", que le valieron ser considerado como uno de los mejores
autores costumbristas de su época.
“Ojerosa y pintada”, publicada
originalmente en 1960 y reeditada en 2017 por Drácena, es el relato de las
vivencias de un taxista de la capital mexicana durante un día, aunque el
protagonista de esta obra coral no es el conductor del taxi sino los distintos
pasajeros que, prácticamente sin solución de continuidad comentan, discuten entre
ellos, se sinceran con el chófer, intentan seducir o se aman, en los asientos
traseros del vehículo.
Una pizca antigua, los valores que el
taxista defiende en su fuero interno han perdido vigencia en los casi sesenta
años transcurridos desde que fue escrita, y bastante paternalista en su juicio
sobre los viajeros, es sin embargo el retrato de una sociedad -la mexicana de
los años ’50- tan corrupta como podemos imaginarla y tan parecida, en muchos
aspectos, a la nuestra actual (así que no digamos a la mexicana, dominada en
algunos Estados por los cárteles de la droga y los traficantes de seres
humanos, y en todos por el temor a las extorsiones y los secuestros). Una
sociedad en la que “la trampa de los nuevos mitos urbanos (poder, dinero, fama
y placeres) fueron poderosos focos de atracción para la masa empobrecida que
veía en la migración a la ciudad su única posibilidad de ascenso social” (José
Manuel Guzmán Díaz, Licenciado en Humanidades y Doctor en Ciencias Políticas y
Sociología por la UNAM).
”Ojerosa y pintada”, un título
sacado de “Suave patria”, del poeta mexicano Ramón López Velarde (1988-1921, “Sobre
tu Capital cada hora vuela / ojerosa y pintada, en carretela…”), es una novela,
más bien un álbum de retratos o bosquejos, dividida en tres partes: Cuesta
arriba, Parteaguas y Cuesta abajo, y cada capítulo tiene a un nuevo cliente,
con sus sueños, sus ambiciones y sus miedos, como protagonista: el taxista
recorre las calles de la capital y, como en un caleidoscopio, vamos
descubriendo sus peligrosos lugares nocturnos, los barrios ricos y pobres, tan
cercanos y tan alejados, al provinciano que llega con el ansia de conquistar la
urbe, al reportero de sucesos que es amigo de policías y macarras, la pareja de
adolescentes que descubre el amor, el matrimonio venidos a menos que busca
nueva vivienda para alquilar, las señoritas, los bohemios y los chulos de la
noche, el niño que trabaja vendiendo periódicos para ayudar a su madre o el
demente que observa el vertido de las aguas negras de la metrópoli, donde
asegura detectar «la verdadera historia de la gran ciudad, cada vez más grande,
más turbia, más difícil de comprender».
La forma de hablar de estos
personajes que se suceden nos indica la clase a que pertenecen y las profundas
desigualdades sociales que existen entre ellos. El nacimiento de un bebé marca
el inicio de la novela y la muerte de un revolucionario le pone el punto final,
como si la novela de Yañez, amarga como la vida misma, tuviera el objetivo de
recordarnos algo tan obvio como de dónde venimos y a dónde vamos.
Por su trabajo literario, Agustín
Yañez recibió el Premio Nacional de Letras (1973); la Cruz de la Orden al
Mérito de la República Italiana, de la de Perú y del gobierno de Bélgica
(1965), la Gran Cruz de la Orden Rubén Darío (1966); la Medalla de Oro de la
Asociación Checoslovaca de Relaciones Internacionales, de la República de
Checoslovaquia, otorgada el 24 de octubre de 1967; la Orden del Honor Docente
de la Asociación Nacional de Abogados, el Ilustre y Nacional Colegio de
Abogados, la Barra de Abogados, el Foro de México, la Asociación Nacional de
Funcionarios Judiciales y el Instituto Mexicano de Cultura (1968). También
estuvo en posesión de la Gran Cruz de la Orden del Quetzal (1969) y la Medalla
de la Orden al Mérito, a favor de la cultura polaca (1970).
Ojerosa y Pintada
Agustín Yáñez
Editorial Drácena
ISBN:9788494435577
192 páginas, 15,50€