Documental
sobre un hombre y su obra
“Salgado
estiliza lo que fotografía. Embellece lo real, lo convierte en pintura entre
otras por el empleo sistemático del blanco y negro, por su pasión por el
contraluz, su manera de resaltar las nubes, de dar a las partes claras de la
imagen un aspecto nacarado…Salgado es un realista barroco” (Cahiers de
Cinéma)
Como
colgados en el vacio, racimos de hombres con un saco al hombro escalan una
pendiente terrosa en una mina de oro brasileña. Es una fotografía tomada por un
joven llamado Sebastiao Salgado, brasileño exiliado durante la dictadura (31 de
marzo de 1964, golpe de estado militar apoyado por estados Unidos, marzo de
1985), estudiante de económicas en París en los últimos años 1960. Después
trabajaría para la Organización Internacional del café, con sede en Londres, y
en 1973 abandonaría el trabajo para dedicarse a la fotografía, pasando por las
grandes agencias de la época (Sygma, Gamma y Magnum) hasta que fundó su propia
empresa, Amazonas Imágenes.
Años
más tarde, un joven realizador alemán llamado Wim Wenders compra esa fotografía
en una exposición, busca a su autor y se hacen amigos. Ahora, cuando ha pasado
casi medio siglo, el cineasta rinde homenaje al fotógrafo, al viajero, al
descubridor, en un documental titulado La sal de la tierra.
Premio
especial del Jurado en el Festival de Cannes 2014, La sal de la tierra
es una hermosísima película-documental en torno a la vida y la obra de uno de
los grandes fotógrafos del siglo XX, el brasileño Sebastiao Salgado, codirigida
por el realizador alemán Wim Wenders y Juliano Ribeiro Salgado, un documental
hagiográfico y cómplice sobre un fotógrafo excelente. En el mismo festival
recibió también el premio que concede el Jurado Ecuménico por su condición de
“convincente testimonio de nuestro tiempo y reflexión sobre la condición humana
alrededor del planeta que nos muestra la posibilidad de mantener la esperanza
en el género humano”.
La sal de la tierra
es un shock y una experiencia inolvidable para el espectador del mundo
desarrollado, un emocionante viaje alrededor del mundo acompañando a un hombre
que lleva más de cuarenta años fotografiando el planeta y sus habitantes y que,
en la cuesta descendente de la vida, ha elegido fotografiar la naturaleza
virgen, las bellezas originales antes de que sea demasiado tarde. Innegable
elogio de un fotógrafo y su oficio, el documental es un trabajo cinematográfico
muy hermoso, inteligente (como no podía ser menos llevando la firma de Wim
Wenders) y pedagógico.
Salgado
ha viajado por los cinco continentes siguiendo los pasos de una humanidad en
constante cambio. Ha sido testigo de algunos de los acontecimientos más
destacados de nuestra historia reciente: conflictos internacionales, hambrunas
y éxodos, que han dado lugar a exposición que ha n recorrido las grandes
metrópolis mundiales y hermosos libros de fotografías (Otras Américas, Exodos,
La mano del hombre…). Ahora se ha embarcado en el descubrimiento de territorios
vírgenes con flora y fauna salvaje, y de paisajes grandiosos como parte de un
gigantesco proyecto fotográfico que es un magnífico homenaje a la belleza de
nuestro planeta (Génesis. Libros Taschen, desde 49,90€ a 8.500€).
Fotógrafo
humanista desde sus comienzos, las instantáneas de Salgado, durante muchos años
en blanco y negro, han contado odiseas a veces trágicas con la mirada de un
igual, de un hermano. Desde los buscadores de oro brasileños en la mayor mina a
cielo abierto del mundo, hasta los bomberos intentando apagar incendios en los
campos petrolíferos de Oriente Medio o el genocidio ruandés. En todas partes
hombres, mujeres y niños, que son siempre sujetos –de un momento, de una
historia- y nunca objetos. El guión ignora a propósito algunos episodios
desagradables como cuando, en los comienzos del milenio, la escritora
estadounidense Susan Sontang y algunos periodistas del New York Times le
acusaron de utilizar “de manera cínica y comercial la miseria humana, de
exponer de forma bella situaciones dramáticas, corriendo el riesgo de que
pierdan su autenticidad”.
Pero
La sal de la
tierra no es solo el trabajo, es también la vida del personaje: documentos
personales, fotos familiares, testimonios de allegados… los dos cineastas que
firman este trabajo, amigo e hijo, han seguido al fotógrafo rememorando algunos
de sus hitos profesionales, le han entrevistado a propósito de algunas de sus
series más conocidas, y acerca de sus decisiones más importantes: después de
presenciar el horror del genocidio en Ruanda Salgado decidió dejar la
fotografía, regresó a Brasil junto a su mujer y sus hijos y se dedicó a
replantar una selva atlántica en lo que había sido la propiedad familiar,
convertida en páramo por culpa de los cambios medioambientales y la falta de
dedicación.
Salgado
y su esposa, Lelia, estuvieron plantando árboles durante diez años, dos
millones y medio que son otra vez como la mata atlántica (más de 400 especies
de árboles y arbustos), el bosque que fue el campo de juegos del niño
Sebastiao. Con los árboles ha regresado la fauna y han vuelto a manar las
fuentes que se habían secado. Hecho lo cual, Sebastiao regresó a la fotografía,
y en eso anda todavía, aunque ahora se trata de rendir homenaje al planeta.