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“Las
nuevas declaraciones” es el slogan con el que, desde la tercera semana de
octubre de 2014, se presenta Proyecto Meduza, una organización de medios
independientes en lengua rusa con sede en la República de Letonia, que pretende
competir y desacreditar a los grandes medios oficiales de la Federación de
Rusia, controlados todos desde el poder. Su objetivo declarado es “recuperar un
soporte de noticias robado por el Estado”. El nuevo proyecto se puede resumir
en las últimas palabras del vídeo que el que equipo de Meduza ha subido a YouTube:
“No es nada personal. Son justo los hechos”.
El
Proyecto Meduza reúne a una veintena de periodistas, dirigidos por Galina
Timchenki, antigua redactora jefe del periódico digital Lenta.ru, publicación
de la que también proceden los restantes profesionales que dimitieron colectivamente
en marzo de 2014 cuando, a consecuencia de las discrepancias surgidas acerca de
la cobertura de la crisis en Ucrania, la despidió su propietario, el oligarca
Alexander Mamut, un aliado de Vladimir Putin, según la información aparecida en
el diario británico The Guardian.
Lejos
de querer crear una reproducción de Lenta, Meduza pretende aportar algo nuevo a
un paisaje mediático “que evoluciona permanentemente”. En una entrevista
publicada en The Calvert Journal, Ivan Kolpakov, uno de los creadores del
Proyecto Meduza, asegura que tienen estudiado un plan B para el caso de que la
publicación sea censurada, o incluso prohibida en Rusia: “Tenemos algunas
ideas, pero no es cosa de andarlas aireando pro el momento. Hubiéramos
preferido quedarnos en Rusia, pero Moscú no es hoy el mejor lugar para los medios
sociales independientes”.
Lejos
de pretender crear una réplica de su antigua empresa Lenta, los periodistas del
Proyecto Meduza quieren aportar algo nuevo a un paisaje mediático “que
evoluciona rápidamente. Ni podíamos, ni queríamos crear el nuevo Lenta (el
periódico digital más leído en Rusia, con 12 millones de visitas mensuales).
Para consolidar Lenta se necesitaron 15 años y muchos recursos. Meduza es un
barco pirata, una pequeña organización de medios portátil que intenta hacer un
periodismo de calidad”.
Tampoco
pretende convertirse en una plataforma de oposición política: “Estamos en
contra de la propaganda de las dos partes. Sin embargo, no vamos a pretender
que el gobierno y la oposición se encuentran en las mismas condiciones. No, es
un conflicto entre una serpiente y un conejillo".
“Entre
compilador de todo tipo de noticias de actualidad e información independiente,
Meduza es lo mejor que ha pasado en los últimos tiempos en el periodismo ruso
en Internet”, escribe en Global Voices Online Kevin Rothrock, profesor de
Ciencia Política de la University of Connecticut, especialista en historia
rusa. “El interés de la publicación reside también en el hecho de que está
fuera de Rusia: la sede de Meduza se encuentra en Riga, donde se han
establecido 18 expatriados de Lenta.ru, tras romper amarras con Moscú”.
Los
esfuerzos que ahora llevará a cabo la censura rusa para controlar el acceso a Meduza,
asegura Rothrock, “irán probablemente en paralelo con el interés que el público
lector demuestre. De momento, la página funciona, ya ha conseguido unas decenas
de miles de lectores, se encuentra al margen de las formas usuales de censura y
está dispuesta a barrer”.
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