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Maldivas, el horror del Paraíso |
Tras aplicar durante sesenta años
una moratoria de la pena de muerte, que data de 1954, el gobierno de las Islas
Maldivas -pequeña república del Océano Índico- tiene intención de reanudar las
ejecuciones de personas condenadas a la pena capital, según una información de
la Agencia Reuters, reproducida en la mayoría de los grandes medios
internacionales que cita a un consejero del presidente de las islas Abdulla
Yameen.
A pesar de los continuos
llamamientos de organismos y organizaciones humanitarias internacionales, el
gobierno maldivo piensa ahora que es la única manera de frenar el aumento de
homicidios y tráfico de droga en el país y para ello piensa construir una celda
especial, cerca de la principal cárcel del archipiélago, situada en la isla de
Maafushi y, si nadie lo remedia, las primeras ejecuciones serán las de tres
hombres cuya sentencia de muerte confirmó el Tribunal Supremo en 2016, que ya
no tienen derecho ni a más recursos ni a solicitar un indulto.
Según la publicación digital
Sputnik, en el caso de Hussain Humaam Ahmed, uno de los tres condenados, el
tribunal se ha basado en la “confesión” de asesinato del acusado en 2012, una
confesión que le fue “arrancada” -según sus propias palabras ante el tribunal-
cuando se encontraba en detención provisional.
Para Amnistía Internacional «Maldivas
debe renunciar inmediatamente a todas las ejecuciones previstas y volver a
instaurar una moratoria oficial de la pena de muerte, como primer paso para
llegar a la abolición. Hasta ahora, el país era un líder envidiable en la
región al excluir el castigo cruel e irreversible, mientras otros países lo
mantienen».
“El reverso de la tarjeta postal
paradisíaca -escribía en 2016 Franz Vaillant en la página web del canal TV5
Monde- son detenciones arbitrarias, violaciones y la pena de muerte extendida a
los niños a partir de 7 años” culpables de violación o de consumo de alcohol;
la sentencia se ejecutará cuando el menor cumpla 18 años.
Un millón de turistas al año (de
los que el 44% son europeos) cumplen cada año el sueño de bañarse en las aguas
transparentes turquesas de un archipiélago que cuenta con 1.199 islas, 22
atolones y 350.000 habitantes. En ellas, el Islam es la religión del Estado y
se aplica estrictamente la charia.
Siempre según la información de TV5
Monde, actualizada en febrero de 2017, decenas de miles de inmigrantes,
empleados en los hoteles de lujo, sufren continuamente humillaciones, toda la
literatura que se publica en el país tiene que pasar la censura islámica, a las
mujeres adúlteras se las lapida en público, la flagelación es un castigo “normal”
para toda clase de delitos y lo normal son los matrimonios precoces, a veces
con “novias” de nueve años. Según un informe de Unicef de 2009, una de cada
tres mujeres de entre 15 y 50 años ha sido víctima de violencia sexual o de
violación. En 2013, una adolescente que había sido violada fue condenada a 100
latigazos y ocho meses de arresto domiciliario.
En noviembre de 2016, la diputada
europea francesa Michèle Rivasi presentaba, sin ningún éxito, una resolución en
el Parlamento comunitario para pedir a las agencias de viajes que retiren a las
Islas Maldivas de sus catálogos.
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