Segunda película del ruso Kantemir Balagov
(“Demasiado cerca), "Una gran mujer
(Beanpole)” ganó en el último Festival de Cannes el Premio Fipresci de
la crítica de la sección "Un
Certain Regard" y el Premio al Mejor Director. Su ópera
prima ya se había alzado con el Premio
Fipresci en el Festival de Cannes 2017 y ganó
una Mención Especial en la
sección Zabaltegui del Festival de San Sebastián de ese
mismo año. Una de las dos protagonistas, Viktoria Miroshnichenko, ha estado nominada a Mejor Actriz en
los Premios de Cine Europeo,
fallados la semana pasada en Berlín.
Apasionante película
tristísima, un tanto asfixiante y a ratos demasiado lenta, que habla de
fatalismo, de miseria, de mujeres que en plena juventud viven en un ambiente
hostil y ya tienen sus vidas destruidas. Retrato minucioso de dos víctimas que
no perdieron la vida en la contienda. Una lección magistral de dirección de
actores.
Estamos en Leningrado, en la ciudad desolada,
“en el primer otoño siguiente a la batalla” ( el asedio de la Wehrmacht comenzó
el 8 de septiembre de 1941 y fue levantado por los soviéticos, que vencieron a
los alemanes el 27 de enero de 1944 con
un saldo de casi dos millones de víctimas, de las que un millón eran
civiles).Con una duración de 872 días, el asedio de Leningrado es el segundo
más largo de la historia moderna, después del de Sarajevo en
la década de 1990, que duró 1425 días).
Estamos en una zona devastada
donde las familias, que siguen pasando la misma penuria que en la guerra, se amontonan en habitaciones de lo que antaño
fueron pisos espaciosos ocupados por la burguesía. Allí, en un cuarto
compartido, dos mujeres jóvenes, Lya y Masha, que trabajan en el hospital
repleto de jóvenes soldados destrozados llegados del frente, luchan por
reconstruir sus vidas entre las ruinas.
Antes de esto, Lya (Viktoria
Miroshnichenko, fascinante), una joven alta y grande (de ahí el apodo de
“jirafa”, beanpole) que tiene episodios de bloqueo respiratorio, vive en el
cuartucho con su hijo, un niño que muere asfixiado. Después, se debatirá entre
la amistad tóxica de Masha (Vasilisa Perelygina) y los deberes que le imponen
“los otros” (entre ellos, entregarse a un hombre para crear la vida que su
amiga no puede o practicar la eutanasia con los soldados incurables que querría
salvar…).
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