Ópera prima de Martín
Hodara (ha trabajado como asistente de dirección en “Siete años en el Tibet” y “Nueve
Reinas”), la coproducción hispano-argentina, “Nieve negra” cuenta con un
reparto encabezado por Ricardo Darín (“Relatos salvajes”, “Truman”, “El secreto
de sus ojos”), Leonardo Sbaraglia (“Relatos salvajes”, “Intacto”), Laia Costa (“Victoria”,
“Palmeras en la nieve”) y Federico Luppi (“Cronos”, “Lugares comunes”).
Salvador (Ricardo
Darín) ha decidido pasar el resto de su vida aislado, en su refugio de
Patagonia, desde que fue acusado de matar accidentalmente a su hermano un día
de caza. Tras décadas sin verse, su hermano Marcos (Leonardo Sbaraglia) y su
mujer Laura (Laia Costa), que está embarazada, viajan a Argentina y se
presentan sin avisar para intentar convencerle de vender las tierras que
comparten, y que son la herencia de su padre. Pronto se produce el
enfrentamiento de los dos hermanos y reaparecen oscuros fantasmas y secretos
del pasado, ante la asustada mirada de la indefensa Laura.
Es una película
difícil en la que el paisaje, desolado y gélido, tiene un papel protagonista. Un
encuentro que tiene lugar en medio de ninguna parte y que plantea las cuestiones
de la culpabilidad, la inocencia y la decadencia de una familia. El reparto se completa con una hermana (Dolores
Fonzi), a la que se menciona en varios momentos y a la que acabamos conociendo
fugazmente, internada en un hospital psiquiátrico.
Suspense con final
inesperado, “Nieve negra” -rodada en parte en paisajes de los Pirineos y de
Andorra, que hacen las veces de la Patagonia argentina- es una narración morosa
que al final se acelera como si al director se le hubiera acabado el tiempo o
al productor el dinero; en todo caso, esa aceleración no le hace ningún bien al
final. Los actores, discretos; mejor Darín, pero tampoco.
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