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Portada de la web de Novaya Gazeta del 15 de abril 2017 |
“Castigo de Alah a los
periodistas”. El pasado 3 de abril de 2017, se celebró en Gozny, capital de la
república de Chechenia, una reunión de 24 líderes religiosos musulmanes y más
de quince mil fieles en la que se aprobó una “resolución” que considera un “insulto
a la secular cultura chechena” un artículo, publicado el 1 de abril en el
semanario ruso Novaya Gazeta, sobre las torturas que infligen en ese país a los
homosexuales. La resolución pide venganza contra los autores del artículo,
“dondequiera que se encuentren”.
“Contra nosotros se ha dictado una
fatwa”. Con esta frase, el propio semanario ha denunciado el ataque de que está
siendo objeto por la investigación publicada sobre la violencia ejercida contra
los homosexuales en los “campos de prisioneros” de Chechenia. La periodista
Elena Milashina, autora del artículo sobre “el infierno de la tortura”, en el
que se habla de al menos 50 muertos “en las purgas de homosexuales”, denunciaba
de paso la existencia de cárceles secretas, hasta ahora ignoradas.
El director de Novaya Gazeta,
Dmitri Muratov, ha pedido la intervención del gobierno ruso y ha escrito una
carta al “mufti checheno” calificando de inaceptable la decisión tomada por los
representantes de la comunidad musulmana el pasado 3 de abril. “Nadie -ha
escrito Muratov- tiene intención de insultar al pueblo checheno, que respetamos
profundamente, y al que hemos apoyado en los años tremendos de la guerra,
proporcionando ayuda humanitaria y liberando rehenes. Pero nuestro periódico
luchará siempre por la defensa de los derechos humanos en Chechenia, y en otras
regiones de Rusia”.
Comentando el párrafo de la
resolución en que se pide “venganza” contra los periodistas responsables de la
investigación periodística, Muratov ha asegurado que la redacción lo interpreta
como una instigación al linchamiento, y recuerda que el semanario ya ha pagado
un precio altísimo “en el altar de la libertad de expresión y del buen
periodismo” con la muerte de Anna Politkovskaia y Natalia Estemirova. “Para
nosotros -se lee en el editorial que firma “la redacción”- es evidente que se
pretenden animar ataques contra los periodistas. Pedimos a las autoridades
rusas que hagan todo lo posible por acabar con las acciones que suscitan odio y
hostilidad hacia los periodistas, que no hacen otra cosa que su trabajo”.
“No quiero llamar hombres a estos
hombres, ni personas a estas personas. Estos seres responderán de acuerdo con
la letra de la ley y el castigo de Alah les llegará sin ninguna duda”. Según la
página web zona.media, el mufti de Chechenia, Salah Madjiev, ha respondido así
a la carta del director del semanario ruso: “Ellos (los periodistas autores del
artículo) no solo han ofendido los sentimientos de algunos, han ofendido a todo
el pueblo checheno, al clero y a las cosas más santas: debieron tener miedo
entonces, cuando escribieron calumnias infundadas”.
Chechenia es una república
perteneciente a la Federación rusa. La presidencia de Rusia ha anunciado el 14
de abril la apertura de una investigación sobre los hechos denunciados en
Novaya Gazeta.
Novaya Gazeta, uno de los últimos
bastiones de la prensa de oposición en Rusia, fue creado en 1993 con el nombre
de Novaya Ezhednevnaia Gazeta («El nuevo periódico diario» en ruso) -que
inmediatamente cambió por su nombre actual, como consecuencia de una escisión
en el colectivo que hacía el periódico Komsomol’skaia Pravda (KP) («La verdad
del Komsomol»), una antigua publicación soviética que progresivamente fue
evolucionando hacia la prensa amarilla, abandonando definitivamente los temas
políticos y sociales en 1990. El primer número llevaba la fecha del 1 de abril
de 1993, presentándose como un medio de comunicación «honesto, independiente,
con una tirada de cerca de un millón de ejemplares y cubriendo la totalidad del
territorio ruso».
Ahora, Novaya Gazeta, convertido en
semanario en 2008 y publicándose tres veces por semana desde finales de ese
mismo año, es un periódico importante e influyente, con una tirada media de
700.000 ejemplares, varias ediciones regionales y suplementos. A lo largo de
los años se ha distinguido por publicar temas sensibles de la Rusia de Putin,
especialmente relacionados con la corrupción de las élites políticas, lo que le
han valido varios procesos judiciales, y también sobre el crecimiento de la
extrema derecha en Rusia o la situación de Chechenia.
Anna Politkovskaia, asesinada en la
puerta de su domicilio en Moscú en 2006, era especialista en temas chechenos.
Pero el suyo no es un caso aislado: en la primera década de los años 2000
fueron asesinados al menos seis periodistas y activistas relacionados con el
periódico. Ninguno de esos asesinatos se ha resuelto judicialmente.
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