El realizador surcoreano Hong Sangsoo (“Ahora sí, antes no”),
ganador de la Concha de Plata al mejor Director en el Festival de San Sebastián
2016, continúa la línea de exploración del complicado mundo de las relaciones
de pareja, emprendida en anteriores películas, en “Lo tuyo y tu” (Yourself and
Yours, que hace el número 18 de su filmografía), comedia dramática
protagonizada por Kim Joohyuck (Like for Likes, The Beauty Inside) y Lee
Youyoung (The Treacherous, Late Spring).
Youngsoo,
pintor, y su novia Minjung, ambos en torno a los cuarenta y sin trabajo fijo,
viven en pareja. La relación se deteriora cuando ambos deciden dejar de beber.
Una noche, la chica se va a beber sola y en el bar conoce a un desconocido.
Tras una escena de celos, ella decide separarse y regresa a su casa. El sufre
con la separación; a su pierna enferma se une la depresión. Decide buscarla,
cree que la ha visto, cree que muchas mujeres son Minjung, sueña con una
reconciliación y mientras tanto ella lee una novela en un bar, con una copa
delante y frecuenta otros hombres… Finalmente se reencuentran y vuelven a
comenzar la relación… Minjung busca un hombre «que le dé seguridad”, Youngsoo
quiere ser “el que la acepte totalmente”.
Película
sombría y reflexiva acerca de personas solas y aisladas que se cruzan sin
rozarse, que viven mal su falta de relaciones, que carecen de recuerdos y de
esperanza en el futuro, que transitan por el presente a tientas. Película
también romántica, un poco esquizofrénica y muy enigmática. Me encuentro en el
grupo de quienes piensan que Hong Sang-soo hace siempre la misma película (pero
no pasa nada, hay muchos novelistas que escriben siempre la misma historia, eso
no es necesariamente peyorativo), retratos de jóvenes con plumíferos que ligan
con chicas especiales y creen en el Amor con mayúscula (“todo es falso en la
vida, salvo el amor”, Elisabeth Frank-Dumas, L’Obs)-, en la magia de una
relación amorosa que será siempre como la primera vez, convirtiendo sus historias
en un eterno comienzo y un ritornello sobre la libertad y la confianza en la
pareja, “sobre lo verdadero y lo falso, lo real y su doble, la identidad y su
misterio”.
Lo
que distingue el cine de Hong Sang-soo es su economía de medios: ni siquiera
media docena de actores, un rosario de situaciones, muchas veces repetidas, y
un montaje exquisito que lleva al espectador de la mano hasta el desenlace.
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