Imagen de una clínica dental |
El Tribunal
Supremo de Taiwan ha condenado a M. Chu, un dentista de 41 años, a devolver a
su madre los 22,33 millones de dólares taiwaneses (626.000 dólares USA), que es
exactamente la cantidad invertida por su progenitora en su formación universitaria.
“La más alta jurisdicción de la isla
considera que el hombre tiene que respetar el contrato por el que se
comprometió a devolverlo », escriben en la sección #Dingueça del diario Nouvel Observateur.
La madre, a la
que en la información se llama señora Luo, propietaria de una clínica dental, crió
sola a sus dos hijos tras divorciarse de su marido en 1990. Cuando los chics
cumplieron 20 años, la señora Luo les hizo firmar un contrato por el que se
comprometían entregarle el 60% de sus
ganancias en la clínica dental, hasta un total de 25 millones de dólares del
país. Hace 8 años, y considerando que los hijos no cumplían el contrato, la
señora Luo les denunció.
El mayor de los
chicos reconoció la deuda y le pagó cinco millones de adelanto pero el menor se
defendió en el juicio alegando que el contrato es contrario a la costumbre del
país, que quiere que la educación de un hijo por sus padres no puede medirse en
términos económicos. Una argumentación que aceptaron los jueces en primera y
segunda instancia, pero que no le ha valido ante el Supremo, que ha dado la
razón a la señora Luo considerando que M.Chu era mayor de edad en el momento de
firmarlo y también que, teniendo en cuenta los precios de los dentistas en el
pequeño estado insular soberano, aunque reivindicado por la República Popular
de China, tiene que estar más que capacitado para devolver la cantidad que le
reclama su madre.
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