El “dios de la guitarra”,
Eric Clapton, tiene problemas de audición a los 72 años. Aunque el oído no es
el único problema de salud que le aqueja, según ha revelado en un entrevista en el canal BBC2. “Me
estoy quedando sordo, tengo acufenos y mis manos apenas funcionan”, ha
reconocido ante las cámaras.
El acufeno es la percepción
de ruidos, pitidos o chirridos en el oído, que no corresponden a ninguna señal
acústica del entorno, sino que los produce el propio sujeto.
En 2016, el músico anuncio
padecer una neuropatía periférica, que le afecta al tocar la guitarra. En una
reciente entrevista en la revista Rolling Stone aseguraba: “Soy tan bueno hoy
como en los dos últimos años, pero tocar me resulta difícil”. En otra
entrevista, en la revista Classic Rock, con motivo de la publicación ese mismo
año de “I Still Do” (algo así como “todavía lo hago”, tocar blues
maravillosamente, se entiende), su álbum número 23 y último por el momento,
confesaba haber “sufrido mucho. Todo comenzó con dolores en la parte baja de la
espalda, es una neuropatía que te da la impresión de tener descargas eléctricas
a lo largo de la pierna. Y también tengo otros síntomas debidos a la edad.
Tengo que ir haciéndome a la idea de que tendré que parar”
Pese a ello, Eric Clapton
continúa trabajando, sobre todo en
estudio. Para el músico inglés es “una suerte seguir en este mundo. Tras recuperarme
del alcoholismo y la adicción a otras substancias, considero que es fantástico
seguir con vida. Por razones que ignoro, se me ha dado una segunda
oportunidad”.
26 millones de álbumes
vendidos y 18 Grammy Awards en medio
siglo de recorrido profesional. Un aniversario celebrado con el documental “Eric
Clapton: Life en 12 bars”, de algo más de dos horas de duración, dirigido por
Lili Fini Zanuck y estrenado el 24 de noviembre de 2017 en el canal Showtime de
Estados Unidos, en el que el músico no esconde ninguno de los “accidentes” de
su pasado (alcohol y drogas en las décadas de 1960 y 1970), a los que asegura
haber puesto fin en 1987.
“La música me salvó”, dice
Clapton hacia el final de ese retrato en imágenes, en cuya escritura ha
colaborado, y en el que habla específicamente de la peor tragedia de su vida,
la muerte de su hijo Conor, a los 4 años y medio, cuando cayó del piso 53 de un
rascacielos de Manhattan, en marzo de 1991. Un golpe devastador, tras el cual se retiró completamente y escribió la
más célebre de sus baladas, “Tears in Heaven”, casi un salmo con las palabras
más dolorosas de su trayectoria profesional.
“Durante más de veinte años
fui un caso desesperado. Bebía más de lo que se puede imaginar”. Pero, asegura,
“hay una luz al final del túnel”. También habla de sus amores y, sobre todo,
del más intenso de todos, el que sintió por Pattie Boyd, la mujer de su mejor
amigo, George Harrison, que le inspiró el gran éxito mundial que fue la canción
“Layla”, y con la que finalmente se casó en 1979 (George y Pattie se habían
divorciado en 1974) para divorciarse
nueve años más tarde, en 1988.
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