Lo último en clasificación de las etapas
del género humano lo ha definido un artículo publicado en el número
correspondiente al mes de febrero de 2018 de la prestigiosa revista científica The Lancet, en su volumen 2
correspondiente a Child & Adolescent Healt (la salud de
niños y adolescentes, www.thelancet.com/child-adolescent), coincidiendo con la 45 sesión de la Comisión de
Naciones Unidas sobre población y desarrollo, y recogido por la publicación
francesa Futura Science: para los científicos autores del texto,
la transición entre la infancia y la edad adulta se prolonga cada vez más y en
este momento la adolescencia comprende el período comprendido entre los 10 y
los 24 años.
La adolescencia es el tiempo que separa la
infancia de la edad adulta. Su definición tiene en cuenta los cambios
biológicos, pero también otros elementos relacionados con la nutrición, la
aparición de las mueles del juicio (que en este momento puede llegar hasta los
25 años), el hecho de que el cerebro continúa desarrollándose después de los 20
años y el ambiente social. La adolescencia comienza con la pubertad, que es el
momento en que el cuerpo empieza a producir hormonas sexuales y se forma el
pensamiento abstracto. Y resulta que la pubertad empieza cada vez más pronto
–en las chicas, las primeras menstruaciones se sitúan hoy en torno a los 12 o
13 año, mientras que hace dos siglos estaba en los 15/16- lo que contribuye a
prolongar una adolescencia que entonces se situaba en los 19 años (el estudio
no se pronuncia respecto a la cuestión del pensamiento abstracto; eso lo dejan
para la psicología).
Era algo
anunciado. No tenemos más que mirar en torno para darnos cuenta de que algunos
de nuestros adolescentes pertenecen a la franja de edad que no hace mucho
considerábamos ya adulta. Explicación de los autores del estudio, coordinados
por Susan Mayer, directora del centro
para la salud de los adolescentes del Royal Children’s Hospital de Melbourne
(Australia): los jóvenes cursan estudios
cada vez más largos, aumenta el tiempo que tardan en abandonar el hogar paterno
(la media europea está en 26 años), tienen hijos cada vez más tarde y, consecuentemente,
entrarían cada vez más tarde en la edad adulta porque cada vez tardan más en
asumir las actitudes y responsabilidades que se consideran propias de adultos.
“Una pubertad más precoz ha acelerado el
paso a la adolescencia en casi todo el conjunto de las poblaciones »,
escriben los autores del artículo, y concluyen: “El final de la adolescencia se
fija hoy ampliamente en la veintena”.
En una entrevista en BBC News, Susan Sawyer estima: “ Aunque muchos de los privilegios
jurídicos de los adultos comienzan a los 18 años, la adopción de roles y
responsabilidades de los adultos se produce generalmente más tarde (…) la edad
10-24 años me parece más adecuada para el desarrollo de los adolescentes e
nuestros días”. Un criterio, escriben en Futura Science, que no es unánime,
algunos científicos plantean que existe un
riesgo de infantilización de los jóvenes adultos.
Según las cifras que baraja The Lancet
estamos ante la mayor generación de adolescentes de la historia, 1.800 millones
de seres humanos de edades entre 10 y 24 años. Cerca del 90% viven en países en
renta media o baja.
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