Toyota de alquiler en Japón |
Cada
vez son más los japoneses que alquilan vehículos para actividades que no tienen
nada que ver con a circulación, según un artículo publicado en el Asahi
Shimbun, el diario de mayor tirada del país.
« No tenemos una idea muy clara de para qué quieren los coches
nuestros clientes –ha icho a periódico un responsable de relaciones públicas de
la empresa de alquiler Orix Auto Corp. Lo que sí podemos asegurar es que algunas
personas alquilan los vehículos y los devuelven sin haber conducido ningún
kilómetro con ellos”.
Otra empresa del sector, la NTT Docomo, efectuó un
sondeo en 2018 con 400 de sus clientes: el resultado ha sido que el 12% no
alquiló los coches para fines de transporte
« Algunos –ha dicho- se echan una siesta en su
interior, otros lo usan para almorzar tranquilamente o para conversar por
teléfono, tanto con familiares como con relaciones profesionales ». La
investigación de NTT Docomo ha puesto de manifiesto otras utilidades aún más
sorprendentes: hay quien alquila un coche para ver la televisión, cantar,
rapear, aprender inglés, cambiarse de ropa para asistir a una fiesta o efectuar
ejercicios de gimnasia facial. « Entre
el hogar y la oficina –escriben en el suplemento Korii del digital francés
Slate- lejos de las masas y los restaurantes, los coches de alquiler
constituyen un pequeño santuario privado y se han convertido en auténticos
‘terceros lugares’ para muchos japoneses” (1).
Al parecer, la explicación del fenómeno hay que
buscarla es la escasez de sitio en muchas zonas del archipiélago y la facilidad
con que es posible alquilar un vehículo, a cualquier hora del día, en alguno de
las decenas de miles de aparcamientos existentes, sin que no sea obligatorio
sacarlo fuera. Y además hay que tener en cuenta que el coste es muy pequeño;
según el Asahi Shimbun, 400 yens, menos de 3,50 euros, la media hora,
« más o menos como pasar el mismo tiempo en un cibercafé ».
Las que no están contentas con la moda son las compañías
de alquiler de vehículos, ya que un coche en movimiento les proporciona más
dinero que uno parado. Esgrimen, además, el coste medioambiental ya que es
frecuente que el cliente tenga el motor funcionando aunque esté parado, para
calentarse en invierno y refrescarse en verano.
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