“¡En el ejército estadounidense los soldados son tan
jóvenes! La gente no se da cuenta”.
Libertad para Chelsea Manning, poster. |
Con esta frase comienza el
documental “XY Chelsea” -primer largometraje del británico Tim Travers Hawkins,
emitido en el canal Showtime- que cuenta la vida de Chelsea Manning, quien
anteriormente fuera el soldado Bradley, a
partir de la noche de 2017 cuando salió de la cárcel de alta seguridad de Fort Leavenworth, y
sobre los dos últimos dos años de la vida del joven analista del ejército de Estados Unidos
condenado en 2013 a 35 años de cárcel por haber descargado y difundido a través
de Wikileaks cientos de miles de documentos confidenciales sobre las
actuaciones del Pentágono en países como Afganistán e Irak, así como cables diplomáticos
de los representantes de su país en las distintas embajadas del mundo.
Cuando, el 17 de enero de 2017, cuatro días antes del
traspaso de poderes entre el demócrata Barack Obama y el ultraconservador y
xenófobo Donald Trump, Obama indultó al soldado Manning, este se había
convertido ya en la prisionera Chelsea y
había pasado una buena parte de su juventud en las cárceles masculinas de alta
seguridad, por traición.
En plena “era Trump” la libertad recobrada hace dos
años ha demostrado ser tremendamente frágil, y a mediados de julio de 2019
volvemos a estar en pleno “caso Manning”: desde que el pasado 11 de abril
detuvieron a Julian Assange en la embajada de Ecuador en Londres, donde llevaba
refugiado 7 años, Chelsea Manning ha vuelto a la cárcel, esta vez por negarse a testimoniar contra Assange ante
el gran jurado que le juzga en Estados Unidos.
“El documental” -escribe Felicien Cassan en el digital
francés Slate- desprende una belleza hipnótica cuando no sabe realmente donde
va, donde mirar, que filmar, desbordado por una historia que se encuentra en
plena construcción, y se deja llevar por su protagonista”. La cantante Jehnny
Beth y el productor Johnny Hostile (ambos del grupo Savages) han compuesto la
banda sonora original de “XY Chelsea”, sobre el que su director, Tim Travers
Hawkings, ha dicho: “Mi intención no era
hacer una página de Wikileaks, sino crear
una relación afectiva entre la protagonista y el público”.
“XY Chelsea”, pseudónimo de Manning en las redes
sociales, es el resultado de más de 250 horas de rodaje. La cámara de Hawkings
estaba allí cuando el equipo jurídico trasladó a Chelsea, en un avión privado,
desde la prisión hasta la cabaña en el
bosque donde comenzó su readaptación a la vida civil, y le siguió en los
primeros pasos en la vida pública: desde una entrevista en el diario New York
Times, una sesión de fotos con Annie
Leibovitz para le revista Vogue y el momento en que, ocho meses después, se
presentaba como candidata al Senado.
Aunque, según el diario británico The Guardian, los
mejores momentos son los que cuentan su vida privada: cuando le detuvieron en
2010, Manning –todavía hombre y soldado- tenía 22 años y era especialista en
tecnología. “En la foto, Bradley parece un niño disfrazado de soldado”. Al día
siguiente de ser condenado, Manning se presenta como transexual. En la cárcel,
siempre establecimientos penitenciarios masculinos de alta seguridad donde le
impiden que se deje crecer el cabello, consigue que el gobierno subvencione su
tratamiento de cambio de sexo. “Uno de los momentos en que la protagonista
aparece más feliz en el documental es cuando su joven abogado, Chase Strangio,
militante de los derechos humanos y también trans, le recorta el pelo para la
foto de su perfil en las redes: Chelsea hace bromas, dice que en la cárcel no
había espejos y se pregunta si no está
demasiado ‘boobage’ (tetuda)”.
Chelsea Elizabeth, ex Bradley Edward, nació y
creció en Crescent, un pueblo de
Oklahoma. Tuvo una infancia inestable, sus padres bebían demasiado y se
divorciaron cuando tenía 12 años. Su padre le repudió al conocer su
homosexualidad; su madre, galesa, apenas puede hablar ahora como consecuencia
de un infarto cerebral. En el documental, Manning explica que se enroló en el
ejército a los 19 año, intentando escapar
a la “disforia de género” (término médico utilizado para describir el
malestar de la persona transgénero frente a la falta de adecuación entre su
sexo asignado y su identidad de género).
Durante los siete años de su primera estancia en la
cárcel, Manning pasó por varios períodos de aislamiento y estuvo sometida a
tratamientos “crueles, inhumanos y degradantes”, según el enviado especial de
Naciones Unidas. En 2016, deprimida y sin esperanza, intentó suicidarse dos
veces. Para el realizador Hawkings, « enseguida comprendimos que Chelsea
había estado abandonada toda su vida. Nuestra intención fue no presionarla
nunca (…) Se trató de dejar que las cosas siguieran su propio desarrollo”.
El documental no intenta responder a preguntas que
están en la mente de todos, como qué piensa Chelsea Manning de los correos
robados durante la campaña presidencial de 2016 para perjudicar a Hilary
Clinton, o de las acusaciones de abuso sexual contra Assange en Suecia: ella –que
escribe unas memorias que se publicarán en 2020- explica su negativa a declarar
contra Assange en el hecho de que nunca se han conocido. “Su comunicación
–explica Hawkings- era bastante limitada y a base de mensajes anónimos. En
aquel momento, Assange era casi un desconocido fuera de los exclusivos círculos
de la tecnología. Yo creo que la forma en que Manning se planteó denunciar los
atropellos del ejército estadounidense en Irak fue muy intuitiva, nada
calculada, de la misma forma que quizá se lo planteó Edward Snowden”, el ex
empleado de la Central Intelligence Agency (CIA) y de la National Security
Agency (NSA), quien revelo los detalles de varios programas ultrasecretos de
vigilancia masiva estadounidenses y británicos, publicados en los diarios The
New York Times y The Guardian, inculpado por el gobierno de Estados Unidos en
2013 por espionaje, robo y utilización ilegal de bienes gubernamentales, y
exiliado en Rusia desde el 31 de julio de aquel año
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