Todo comenzó en 1959 cuando
un joven boxeador, y ex obrero de la firma automovilística Lincoln- Mercury,
llamado Berry Gordy, tiró la esponja y el
12 de enero de 1959 se convirtió en productor musical de una compañía
establecida en Detroit (Michigan, Estados Unidos).
“Con sus músicas animadas y
sus carátulas, a veces extravagantes, la Motown es un pedazo de la América más
alegre », escriben en la página de internet del canal público France 2. Más tarde, con un préstamo familiar de 800
dólares, Gordy creó el sello Tamla, en homenaje a “Tammy”, una canción de
Debbie Reynolds que triunfaba en las emisoras. “Lo que yo quería era hacer
música, ganar dinero y atraer a las chicas. No necesariamente en este orden”,
decía Gordy en una entrevista en 2015.
El paso siguiente fue crear
el sello Motown, contracción de “Motor Town”, como homenaje la ciudad de
Detroit, la cuna de la industria automovilística de Estados Unidos. “Donde las
fábricas hacían coches, Berry Gordy fabricaría éxitos millonarios”: “Tenía el
sueño un poco loco d hacer que un artista entrara por una puerta y saliera por
otra convertido en una estrella”. Para ayudar a la suerte, en la fachada de su
local instaló una banderola donde se podía leer “Hitsville U.S.A.”.
En una década, y en el
momento crucial de la lucha por los derechos civiles de los negros, Motown se
convirtió en “un monumento de la música y un potente símbolo de la cultura
afroamericana. Gordy fue el impulsor de intérpretes de la categoría de Diana
Ross, Marvin Gaye, Smokey Robinson, Temptations, Stevie Wonder, “inyectando en
las ondas estadounidenses el sonido groovy
que transformó la industria musical de la época”. Desde el “Where did our love
go” de las Supremes hasta el “Heatwave” de Martha reeves & The Vandellas,
el sonido Motown “atravesó el Atlántico llegando hasta Inglaterra, donde
compitió con los grandes éxitos” del momento: “Un góspel poderoso, arraigado,
dinámico, que me sorprendió”, ha declarado al canal francés Adam White, autor
de “Motown: The Sound of Young America”, “el sonido de la América joven, una
feliz mezcla de soul, funk, rhytm& blues y potencia vocal, una “avalancha
de éxitos que todavía suenan en las pistas de baile de todo el mundo”.
El primer éxito, “My Guy”,
escrito por Smokey Robinson y cantado por Mary Wells, fue el primer “top ten”
de la Motown en las listas de éxitos. Diez años más tarde, el sello había
colocado 110 canciones en los primeros lugares, y Diana Ross y The Supremes se
había convertido en el grupo favorito de los estadounidenses de los ’60.
Pero no se pueden achacar todos los laureles al
boxeador reconvertido en cazatalentos
Gordy. Ninguno de aquellos grandes artistas habría alcanzado la fama sin el
trabajo de los conocidos como “the funk brothers”, hombres en la sombra,
músicos, letristas y arreglistas creadores del “sello de la casa”. El músico y
productor Harvey Fuqua se ocupaba del “estilismo” de los artistas, suyos son los
trajes brillantes de los Four Tops y las Temptations, los vestidos con
lentejuelas y los peinados de las Supremes, las carátulas de los discos y el
“look” de sus músicos en las apariciones en el Ed Sullivan Show, uno de los
grandes programas musicales seguido por millones de telespectadores. Todo ello
contribuyó a afianzar los sonidos afroamericanos entre el público. “Cuando las
revueltas raciales de 1967 en Detroit, el sello Motown había alcanzado su cénit
y se convirtió en un potente símbolo de la cultura negra convertida en mainstream” (lo que está de mayor actualidad, lo que
marca la moda). En el contexto de aquellos años (asesinato de Martin Luther
King, guerra de Vietnam…) la Motown produjo
sus mejores canciones. Los Jackson Five y su solista, Michel Jackson, saltaron
a la fama con el éxito « IWant You Back »; el « What’s Going
On » de Marvin Gaye « se convirtió en la banda original de un período
de contestación” internacional.
Cuando llegó el
éxito de la canción “Shop Around”, de Smokey Robindon, y Gordy empezó a tener
problemas para conseguir que los distribuidores le liquidaran puntualmente,
recurrió al empresario Barney Ales, un emigrante de origen italiano que había
trabajado en Capitol Records y Warner, y conocía bien la industria
discográfica, controlada entonces en gran medida por la mafia.
Con el traslado
de la compañía a Los Angeles, en 1971, “se perdió el espíritu familiar de la
marca”, que pudo mantenerse a flote solo
gracias a The Jackson Five, The Commodores y Lionel Ritchie. En 1989 Berry
Gordy vendió la casa de discos a MCA Universal por 61 millones de dólares.
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