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Recep Tayyip Erdogan |
El autoritario régimen del presidente Recep Tayyip Erdogan
ha efectuado una purga más en el sector público del país ordenando, el 24 de diciembre
de 2017, el despido de un total de 2.756
personas acusadas de supuestas relaciones con organizaciones terroristas o con
estructuras que atetan contra la seguridad nacional.
La operación de “limpieza” ideológica se enmarca en la
represión puesta en marcha tras el fallido golpe de Estado del 15 de julio de
2016 y la proclamación del “estado de urgencia”, renovado hasta cinco veces, la
última en octubre de 2017. Desde julio
de 2016 han detenido a más de 55.000 personas en el país y a más de 140.000 les
han despedido de sus trabajos, o suspendido en sus funciones; entre estos
últimos hay miles de jueces y fiscales.
Según el decreto publicado el diario oficial, la purga
afecta a varios ministerios, entre ellos los de Interior, Asuntos Exteriores y
Defensa. Entre los que se han quedado sin trabajo hay 637 militares y 105
profesores universitarios. El decreto incluye también el cierre de 17
instituciones, entre ellas dos periódicos y siete asociaciones. Un segundo
decreto con la misma fecha, destinado únicamente a los hombres, establece que los acusados de intentar
subvertir el orden constitucional tienen que presentarse ante los tribunales
vestidos con los colores gris o marrón. En palabras del propio Erdogan, los acusados
“no podrán presentarse al tribunal con corbata, de manera ostentosa”. En mayo
pasado, el presidente turco manifestó su deseo de que los reos vistieran “de
uniforme, como en Guantánamo”.
Con este nuevo golpe a la oposición, el presidente turco
intenta seguir erradicando la influencia del clérigo islamista Fethullah Gülen,
de 76 años, residente en Estados Unidos desde
1999, a quien acusa de ser el ideólogo del abortado golpe de estado; mientras Gülen
niega cualquier relación con el terrorismo, Erdogan le acusa también de infiltrar
con sus partidarios las instituciones estatales turcas.
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