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Niño con quemaduras cicatrizadas (Foto Javier Escardó) |
Zeid Ra’ad Al-Hussein, Alto Comisionado de la ONU
para los Derechos Humanos, ha asegurado el 18 de diciembre de 2017 en una
entrevista concedida a la Agencia France Presse, que reproducen todos los
diarios franceses, que la responsabilidad de Birmania en los violentos ataques
del ejército birmano contra la minoría musulmana de los rohingyas está
claramente establecida, porque se trata de « operaciones organizadas y planificadas.
La autoridad onusiana ha ratificado lo que ya había dicho anteriormente, que
« no se puede excluir la posibilidad de un genocidio ».
El Alto Comisionado, ni niguna ONG
tampoco, han podido entrar todavía en Myanmar, las autoridades birmanas no se lo
han permitido, por lo que la totalidad de los testimonios recogidos proceden de
algunos de 655.000 rohyngyas que, entre finales de agosto y finales de
septiembre de 2017, huyeron y encontraron refugio en los campamentos de
Bangladesh. Según Zeid Ra’ad Al-Hussein, un informe de la ONU habla de
« crímenes horribles, de niños perseguidos y degollados ».
Las
manifestaciones del Alto Comisionado han encontrado un eco en el informe hecho
público este 19 de diciembre por la organización humanitaria Human Rights Watch
(HRW), quien añade que en las masacres cometidas en los pueblos rohingyas dell
oeste de Birmania han participado también, en alguna medida, las poblaciones
budistas de los mismos.
El
informe, centrado en la localidad de Tula Toli, y apoyado en los testimonios de
supervivientes de la masacre, explica que las fuerzas de seguridad birmanas
tendieron una trampa a los rohingyas a la orilla de un río, donde mataron y
violaron a hombres, mujeres y niños, antes de incendiar el pueblo.
“Las
atrocidades del ejército birmano en Tula Toli no solo fueron brutales, sino
también sistemáticas”, ha dicho Brad Adams, director de Human Rights Watch
Asia. “Los soldados mataron y violaron a centenares de rohingyas, con una
eficacia particularmente cruel que solo podía estar planificada de antemano”.
El
informe de 30 páginas de HRW, titulado “Massacre by the River: Burmese Army
Crimes against Humanity in Tula Toli” (Masacre en la riber: crímenes contra la
humanidad del ejército birmano en Tula Toli), detalla el ataque que el 30 de
agosto de 2017llevaron a cabo las fuerzas de seguridad contra miles de habitantes del pueblo,
conocido también como Min Gyi. Los superviviente han contdo a HRW que el jefe
de l organización local, de la etnia rajine, budista, les dijo que se concentraran
en una playa del río que rodea parte del pueblo, porque allí estarían más
seguros. Las fuerzas de seguridad rodearon la zona y dispararon sobre la
multitud: “Separaron a hombres y mujeres, mantuvieron a las mujeres y los niños
dentro del agua poco profunda, mientras disparaban a los hombre o les atacaban
con cuchillos. Les obligaban a arrodillarse y luego les mataban, y después
apilaban sus cuerpos”, ha contado una mujer de 24 años llamada Shawfika, que
vio como mataban a su marido y a su suegro.
Luego,
los soldados violaron a mujeres y niños, y quemaron la casas y los cadáveres.
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