Osman Kavala en un cartel de Amnistía Internacional |
A las pocas horas de que un juez decretara su libertad
el 18 de febrero de 2019 « por
falta de pruebas suficientes » -tras purgar dos años en la cárcel de alta
seguridad de Silivri, en la periferia de Estambul, acusado con otras quince
personalidades de haber intentado derrocar al gobierno en 2013-, Osman Kavala, empresario y filántropo turco de
63 años, fue detenido de nuevo a instancias de la fiscalía de la capital turca, acusado esta
vez de haber participado en el fallido golpe de estado del 15 de julio de 2016.
En diciembre de 2019, el tribunal Europeo de Derechos
Humanos había pedido la libertad inmediata de Osman Kavala tras detectar la
ausencia de “hechos, informaciones y pruebas” en el acta de acusación, negando
cualquier implicación de Kavala en el intento de golpe de estado de 2016, tras
el que detuvieron a más de 80.000 personas, entre militares, intelectuales,
editores, periodistas y profesores universitarios.
Kavala tenía que salir de la cárcel de Silivri a
primeras horas de la noche. Su mujer, Ayse, y otros miembros de la familia y
amigos, que se habían desplazado para asistir a la última vista del proceso, le
esperaban en las puertas de la cárcel, pero finalmente se marcharon sin poder
verle: antes de que saliera del recinto, unos enviados del fiscal le detuvieron
y le trasladaron a la sede de la policía antiterrorista de Estambul, según
información de la agencia estatal Anadolu, desde donde un juez le ha reenviado
a la cárcel. Al mismo tiempo, desde el gobierno del
ultraconservador Erdogan se ha instado a la apertura de un procedimiento contra
los tres jueces que horas antes habían decidido poner en libertad a Osman
Kavala.
Amnistía Internacional (AI) ha calificado esta nueva
detención de “cínica y cruel” y para Emma Sinclair Webb, representante en
Turquía de la ONG Human Rights Watch, “es ilegítima, está motivada por un deseo
de venganza y demuestra una vez más que la justicia turca está estrechamente
controlada por el poder político”. Por su parte, la comisaria europea de
Derechos Humanos, Dunja Mijatovic, lamenta “un procedimiento sin credibilidad
equiparable a malos tratos”.
Osman Kavala, conocido como “el millonario rojo”, es
un filántropo y mecenas muy conocido en los círculos intelectuales turcos, y
también en otros países europeos, que ha dedicado su vida y su fortuna a la Fundación Anadolu Kültür, promotora de
acciones culturales y artísticas, y defensora de un diálogo con los kurdos y
los armenios. Es propietario también de la editorial Iletisim, que publica
textos sobre la democracia en Turquía. Nacido en Francia en 1957, cursó estudios en Gran
Bretaña y heredó de su padre algunas de las empresas más lucrativas del país.
Todos los estratos sociales de Turquía le conocieron cuando fue detenido en
noviembre de 2017 acusado, con otras quince personalidades de la
sociedad civil, de haber intentado derrocar al gobierno en lo que se llamó “la
sublevación de Gezi”, nombre de un pequeño parque situado en la Plaza Taksim,
en el centro de Estambul, que se convirtió en el centro de la protesta contra
el autoritarismo de Erdogan, entonces primer ministro.
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